AS (Galicia)

“Hasta 15 años después, no supe que lo tenía yo”

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—Hablando de dificultad, ¿qué me dice de Simone Biles? —Tiene unas capacidade­s innatas. Sus saltos son impresiona­ntes. Sus acrobacias. Pero… también es humana. Antes del último Mundial de Doha todo el mundo pensaba que nunca fallaría, y se cayó dos veces. Las debilidade­s humanas existen. —¿Cree que ella le superará en medallas olímpicas?

—(Se pone seria). Bueno, a ver, a ver…

—Cuando volvió a su casa de Jersón tras Melbourne 1956 regaló una de sus medallas a su entrenador en la escuela, Mikhail Sotnichenk­o. ¿Por qué? —Sin el amor que me transmitió a la gimnasia, yo nunca las habría conseguido. Lo merecía. —Ya estaba casada y con 21 años logró seis medallas en Melbourne 1956. Ahora es imposible ver a una deportista casada a esa edad...

—¡Bueno! Entonces era normal. Sofia Muratova también lo estaba. ¡Éramos más maduros que los deportista­s actuales!

—En 1958 descubre que está embarazada y compite de cuatro meses en los Mundiales de Moscú. En secreto. Ganó cinco oros y una plata. ¿Le obligaron a salir o fue elección suya? —¡No me obligaron, nadie lo sabía! Ni el doctor del equipo ni el entrenador. Sólo lo conocía un ginecólogo, que me dio el visto bueno para participar. Cuando gané el campeonato, enseguida salí a llamarle y cuando me cogieron el teléfono en su despacho en Kiev, me dijeron que había muerto una semana antes. Fue muy triste. Mi marido también lo sabía, claro.

—Se retiró en el Mundial de Dortmund 1966 con 32 años. ¿Cómo pudo aguantar tanto? —También se empezaba más tarde en el alto nivel, casi a la edad en la que algunas se retiran ahora. Me gradué en Educación Física y recibí una

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