AS (Galicia)

Gabi, eterno capitán

- desde la tele F. JAVIER DÍAZ

Fiestón.

Llegó el día. Para los atléticos era una fecha señalada en rojo en el calendario: el homenaje a Gabi. Una fiesta para un jugador especial, para un futbolista que entendió como pocos lo que es el Atleti. Él lo ha dicho y es cierto. Muchos han sido mejores futbolista­s que él, pero muy pocos supieron entender lo que es y supone el Atleti para tanta y tanta gente. Por eso se llevará el reconocimi­ento eterno de todos. Para los niños lo más fácil era fijarse en Torres o Forlán o ahora en Griezmann. Pero muchos chavales también lo hicieron en Gabi, en su manera de jugar y en su manera de actuar. Llegó el día y el Atlético ganó. Y los que estuvieron en el Wanda Metropolit­ano podrán presumir de estar en en el homenaje al gran capitán. Fue emotivo verle dar la vuelta de honor al terreno de juego con sus hijos. Y ver cómo animó a sus compañeros a perseguir ese sueño que tanto él como el resto de atléticos anhelan. Gabi ya no juega, pero será el primero en empujar desde fuera para lograr esa ansiada Champions.

La afición.

Se llenó el Wanda Metropolit­ano, el club se volcó y hubo una bonita exposición fotográfic­a sobre Gabi en las afueras del estadio. Dentro hubo ambiente festivo y un bonito mosaico recordando la figura del 14 del Atleti. El exjugador rojiblanco recibió el cariño de los suyos y Gabi se emocionó. Tomó una decisión complicada para él, dejó su equipo de siempre para aceptar la última gran oferta de su carrera. Desgraciad­amente, como estamos comproband­o con lo de Lucas, ya no quedan sentimient­os de club, de apego, de pertenenci­a... Manda el dinero y da igual hacer daño a la afición, que es la única que siempre está ahí. La AFICIÓN no se marcha nunca, no entiende de cláusulas, de ofertas mareantes, de ir colocando a los jugadores por ahí... Desde el fondo norte o el sur.

Honor.

La hinchada del Atlético supo reconocerl­e a Gabi sus años de trabajo. Le costó triunfar de rojiblanco, tuvo que marcharse, hacerlo bien en otro sitio para volver a su casa. Y consiguió hacerse un nombre y convertirs­e en una leyenda del Atlético. Lo suyo no fue fácil, tuvo que convencer a muchos de que era un futbolista de primer nivel y que su lugar estaba en el Atleti. Muchos de los que ayer aplaudían a rabiar criticaron su llegada desde el Zaragoza dándole por fracasado antes de jugar. Por eso el caso de Gabi tiene doble mérito. Gracias capitán, gracias por los títulos y haber hecho tan feliz a tanta gente. En el fondo se trata de esto, de alcanzar la felicidad y de compartirl­a con los que sienten como tú. Verle junto a Torres nos recuerda lo especial que es este club.

Gafe.

El Atlético se llevó los tres puntos frente a un equipo ante el que tiene un pequeño gafe, pues en la última temporada el Espanyol le ganó al Atlético los dos partidos. El conjunto perico fue el primero en vencer en el campeonato liguero en el Wanda Metropolit­ano. En esta oportunida­d no sucedió así. Con el triunfo el Atlético sigue arriba, en la pelea, en un sitio de privilegio. Y, de paso, también se quitó la maldición ante los catalanes.

Balance.

Acabó el 2018, un año que comenzó un tanto triste, pues el equipo madrileño se había quedado fuera de la Champions, pero luego se supo venir arriba y conquistó la Europa League. Me quedo con esa imagen de Gabi en Lyon y con el Niño Torres, por fin, ganador de un trofeo europeo con su equipo del alma. Me quedo con la despedida del Niño, muy emocionant­e, algo que el club se supo trabajar. Y en verano el equipo se llevó la Supercopa. Me quedo con esos juveniles triunfador­es y con las chicas, campeonas de la Liga Iberdrola. El Atlético siguió ganando, compitiend­o, poniendo su nombre en lo más alto.

El Atlético derrotó al Espanyol en un partido en el que Gabi fue protagonis­ta. Todos se volcaron en el reconocimi­ento que le tributó el Wanda Metropolit­ano. Noche histórica.

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