AS (Galicia)

Isabel Macías y el Everest de ser madre y deportista

Logró que el CSD equiparara maternidad y baja médica

- PATRICIA CAZÓN MADRID

Hace no mucho, a Gemma Mengual (Barcelona, 41 años) se lo dijeron. "Parece que hayas puesto de moda ser mamá y que se pueda volver". Le hablaban de su deporte, la natación sincroniza­da. De cuando ella se 'retiró' para tener a Nil (2010), a Jou (2012), y volver como en Río, los Juegos Olímpicos (2016). De la rusa, campeonísi­ma, Natalia Ishchenko, que también lo hizo, retirarse para ser madre y después volver. "Me lo han dicho dos o tres veces. Las primeras que lo hemos hecho ha sido como guaaau, que heroína, ahora empieza a ser como normal", explica. Nunca lo fue. Ni normal ni fácil. Ser deportista y madre a la vez.

Por eso lo que ha logrado Isabel Macías (Zaragoza, 34 años) es tan importante. Un triunfo como esa plata en 1.500 del Europeo de pista cubierta de Goteborg (Suecia) en 2013, pero compartido entre todas las mujeres. Fue en octubre del año pasado, 2018, cuando el Consejo Superior de Deportes (CSD) dictó una resolución para la historia, a raíz de un recurso interpuest­o por ella, de la lucha de Isabel: el embarazo, parto y maternidad en deportista­s de alto nivel (DAN) se equiparará a la baja médica. Ella, después de año y medio sin competir por su embarazo (2017) y una lesión que le obligó a pasar por quirófano (endofibros­is en la arteria ilíaca), perdió la categoría DAN. La puerta para solicitar dos subvencion­es del CSD valoradas en 7.500 euros se cerraba ante ella. Su oro ha sido abrirla para todas las que vengan detrás. A ella le sobraron 15 días.

"Si las ayudas se hubieran convocado en marzo como era lógico y no en julio (por el cambio de Gobierno), habría seguido teniendo la condición de deportista DAN", detalla. Por eso la sensación es "agridulce". Ella, que sigue compitiend­o, lo hace sin beca, hasta que no logre marcas, sustentada sólo por sus patrocinad­ores (por ejemplo su club, Scorpio 71, por ejemplo su marca deportiva Adidas, por ejemplo sus patrocinad­ores, Goya y Smileat). Pero su lucha ha sido un gran salto para el deporte femenino. "Creo que era algo que tenía que hacer. Denunciar lo que no creía correcto. Hemos mejorado en algo la regla". Para que desaparezc­an las cláusulas anti-embarazo en el deporte ("Yo, como abogada, me las he encontrado en varios contratos de jugadoras de baloncesto", denuncia María José López). Suba la natalidad (España es el país con menor tasa de Europa, 1,34 hijos por mujer). Sea normal y fácil eso que para muchas ha sido un Everest: ser madre, y deportista a la vez. ■ Maialen Chourraut. Allá donde va ella, va Ane, su hija, con una cuidadora. Oro en eslalon en Río 2016.

■ Silvia Navarro. La portera de las Guerreras no fue madre biológica, pero tiene un hijo, Unai.

■ Blanca Manchón. Seis veces campeona mundial de windsurf: "Mis patrocinad­ores me abandonaro­n".

■ Teresa Portela. La piragüista lucha por ir a unos sextos Juegos. Con un hijo y una clínica de fisioterap­ia. ■ Liliana Fernández. Olímpica con Elsa Vaquerizo en voley playa, tras Río hizo un paréntesis par la maternidad y ha vuelto.

■ María José Martínez. Dejó las pistas para ser madre de Andrea en 2013. Y volvió con éxito en el dobles.

■ Leire Olaberria. Medalla de bronce en pista en Pekín, denunció discrimina­ción de la Federación de Ciclismo.

■ Teresa Perales. A la gran dama de la natación paralímpic­a lo que más le cuesta es separarse de su hijo.

Triunfo Plata en 2013 perdió la categoría DAN por su embarazo y una lesión

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