El Barcelona le toma la medida al Madrid
Se esperaba a un Madrid enrabietado en la vuelta del Barça al Palacio tras la final de Copa y vimos, en cambio, a un equipo blando y sin energía, desactivado. Heurtel solo erró un tiro, Tomic repartió 7 asistencias, Oriola reboteó y anotó, Kuric y Pangos
Se esperaba a un Madrid encorajinado tras la final de Copa, con hambre y ansia de desquite en el regreso azulgrana al Palacio cinco semanas después, y nos encontramos, en cambio, a un equipo blando, que no se remangó como se esperaba y trató de atacar desde la barrera, sin mostrar su corazón herido hasta ya muy entrado el duelo. Luego puso la energía que le había faltado, pero no encontró nunca el juego. Desactivado otra vez por Pesic, que seguirá trabajando para poder proclamar con títulos el cambio de ciclo. De momento, 6-2 en los duelos directos desde su llegada al banquillo hace 13 meses y 4-1 esta temporada.
El Barça ganó la Copa y ganó ayer de nuevo en el Palacio para dejar casi sentenciado el primer puesto de la fase regular liguera: dos triunfos más que el Madrid y el averaje a favor, y tres más que el Baskonia a falta de diez jornadas. Venció y neutralizó al enemigo, lo empequeñeció. Fue más equipo con siete u ocho jugadores sobresalientes (Tomic, por ejemplo, repartió 7 asistencias) y dos pilares soberbios en ataque: Heurtel (solo un error en el tiro) y Kuric y sus rachas. A los dos, temperamentales, el Real les sobremotiva, aunque fue Pangos el base que acabó en pista y dio la puntilla.
De salida, Llull embocaba un triple y fallaba los tres siguientes mientras su equipo no jugaba a nada. En cinco minutos, diez abajo: 3-13. Laso pidió un tiempo muerto de los de bronca energética para contagiar a los suyos. Apenas 2:40 después, 15-15. No lo sabían aún, pero acababan de cerrar su mejor momento de la tarde tras apretar atrás, correr y ver cómo Llull acertaba desde lejos.
En el segundo cuarto, Pesic apostó por Smits y Oriola y el letón respondió con tres triples. El Barça olvidó pronto su titubeo y cogió de nuevo la iniciativa para no perderla. “Vamos por detrás en todo”, decía Laso en el intermedio. Solo el rebote ofensivo y la dinamita de Carroll (13 tantos entonces) les mantenían a flote. El Real nadó corriente arriba, sin juego, atado en corto al no poder galopar; mientras su rival fluía, movía el balón, se entendía e interactuaba. No había color y, pese a todo, el Madrid estaba aún dentro (63-68). Le sacaron Kuric y Pangos. Y cinco rebotes de ataque en ese tramo, un arma que cambió de manos.
Un gran éxito que subraya con fluorescente la superioridad del Barcelona en los cara a cara de un tiempo a esta parte y le pone muy cerca del primer puesto tres años después. Queda mucha Liga, sí; pero a día de hoy viste de azulgrana.