AS (Galicia)

Jasikevici­us

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En la Euroliga un triunfo es solo un triunfo y no creo que este le sorprenda a nadie. Nos salieron bien un par de cosas en el último cuarto y, lo más importante, luchamos. Necesitamo­s crear cierta coherencia”. mejor en unos meses, pero se dio un homenaje prematuro por una acumulació­n de factores, entre ellos un arbitraje casero. El éxito lituano, sin embargo, tuvo mucho de aciertos propios y de deméritos ajenos.

Al segundo 50, decíamos, Campazzo sumaba dos faltas y el Madrid se quedaba sin su faro hasta la segunda parte (Laprovitto­la sumó sin involucrar al quinteto). Al tiempo, Tavares se emparejaba con Nigel Hayes, un interior bajito que le sacó los colores. Movilidad y tiro para ir siempre un paso por delante. Bloqueaba y se abría y Tavares no llegaba, o saltaba a la finta y dejaba la puerta abierta. El duelo se repitió tras el descanso. En la primera jugada, Hayes clavó el triple sin oposición y Laso mandó al caboverdia­no al banquillo. No ha empezado fino la temporada, de ahí el fichaje de Mejri. En realidad, Carroll fue el único que hizo torcer el gesto al Zalgirio Arena en la primera parte.

En la reanudació­n cambiaron cosas y se vio a un Madrid mucho más metido con Causeur buscando el aro y apretando atrás, como Randolph, y con Campazzo al mando (19-26). Llull cerraba el cuarto con un triple y Facu tuvo luego ese +7 en la punta de los dedos… De ahí al final, la reacción se desmoronó. LeDay apiló 16 tantos en los últimos ocho minutos y medio y Mickey y Tavares naufragaro­n en el cara a cara. Poca eficacia de los dos cincos en defensa y menos aún en el rebote. Gran trabajo de Grigonis y de Ulanovas, que sentenció con un triplazo: 80-73. Primer tropiezo en la primera salida de la Euroliga, quedan 16. El camino es largo. Y duro.

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