El Madrid necesita gol y Haland, la perla que le gusta, suma seis en la Champions
El noruego mejora a Cristiano y Messi
EI Madrid sufre para conseguir goles mientras una perla que tiene apuntada muy arriba en su libreta de futuribles, Erling Haland, no para de asombrar a Europa. El delantero de 19 años está siendo una tormenta en el Red Bull Salzburgo. En sólo tres partidos de esta Champions se ha destacado como pichichi de la competición. Le hizo un hat-trick al Genk, marcó un tanto en Anfield y el pasado miércoles perforó dos veces la portería del Nápoles.
Seis goles que le hacen ser el más joven en lograrlo en la historia de la competición. Es tan precoz que lo ha hecho en apenas tres partidos cuando Messi necesitó 12 para alcanzar esos seis goles en la Champions y a Cristiano aún le costo mucho más (32 encuentros)...
Y está tocado. Lo paradójico, con Haland, es que le hizo las dos dianas al Nápoles sin estar aún del todo recuperado del problema de cadera que le impidió jugar contra España en este último parón FIFA. "Todavía no tenemos a Erling al cien por cien recuperado", reveló su propio entrenador, Jesse Marsch, tras el doblete europeo de un ariete aún en edad Juvenil.
Haland tiene que terminar de desarrollar su físico (mide 1,94 metros pero podría crecer un poco más), pero su olfato vive un momento de esplendor. Los goles al equipo de Ancelotti el pasado miércoles permiten al atacante escandinavo llegar a una cifra simbólica, 20 goles esta temporada en apenas 13 partidos, cuando todavía no hemos alcanzado noviembre. Un ritmo que no puede igualar ni Lewandowski (18 tantos), pese a que vive una segunda madurez a sus 31 años.
El Madrid seguirá comprobando las evoluciones de Haland de aquí al verano, pero está en el radar y se enfunda como un guante dentro de la nueva política de fichajes jóvenes de la entidad (Odegaard, Vinicius, Rodrygo, Kubo, Lunin...) para cimentar el futuro.
Lanzado Con 19 años, le ha hecho un 'hat-trick' al Genk y un doblete al Nápoles
Es también berlanguiano que los chicos no apoyen a las jugadoras por un convenio justo
La victoria en Bulgaria del Espanyol justificó la perorata de ayer a mis pequeños en casa: que si el país del yogur –¿No era Grecia, papá?–, que si el Danubio pasa cerca, que si bajo el estadio murió el primer emperador romano que cayó batallando contra los bárbaros... Lo que tiene que hacer un padre para convencer a su prole de que el mundo no se acaba sin Clásico. No les convencí a ellos, ni casi a mí mismo, despistado esta semana como los hinchas del Liverpool, que confundieron Gent (Gante) con Genk, pifia más sutil que cambiar Bucarest por Budapest. La Europa League como atlas para descubrir el mundo, el Barça-Real Madrid como manual para entender España.
Cuando me despierto cursi me sale decir que mi patria es el balón, pero donde en realidad me gustaría quedarme a vivir es en el 5-2 al Barça en Sarrià del 75. Se desbordaba el fútbol y Berlanga preparaba La escopeta nacional. Y cabía el intríngulis. Porque la política está en todas partes, como el aire que respiramos, y no se contamina sola. Han sido el politiqueo y sus ismos los que nos han birlado un Clásico que no sabemos todavía cuándo se va a jugar. Porque aquí el jaleo nos gusta más que la política. Y que el fútbol.
afael Azcona se cuidó de no escribir ninguna película sobre balompié, pero si se la hubiese escrito a Berlanga le habría quedado así. Con un partido del siglo colgando de la brocha. Un experto en plasmar la frustración del españolito medio, el auténtico sentimiento que nos une por encima de nuestras diferencias: ni pavo de Navidad, ni pisito, ni cochecito, ni vacaciones en las cuevas del Drach, ni Clásico. Cabreo. Los Clásicos no se tocan, nene, habría titulado, y bordaría el manoseo.
PRolítica (y de la buena) están haciendo las futbolistas en España. Y es también berlanguiano que los chicos no apoyen a las jugadoras (y a esos clubes sin recursos ni poderosos equipos masculinos detrás) por un convenio justo. ¿Futbolistas ricos ignorando a futbolistas pobres? Para cerrar el bucle de Berlanga ni siquiera me ha hecho falta escribir austrohúngaro.