La capacidad goleadora del Madrid retrocede 15 años
Este curso y el anterior son sus peores inicios desde 2004
El Madrid aún acusa la ausencia de Cristiano, cuya marcha cegó a los blancos ante la portería rival. Con los 12 primeros partidos oficiales disputados, en las últimas dos campañas el equipo no ha alcanzado la veintena de goles. Lleva 19 en el presente curso e hizo 18 la pasada temporada, cuando estuvo 481 minutos sin marcar. Un promedio por partido de 1,58 y 1,50 goles respectivamente, reflejo de una sequía inicial que el Madrid no vivía desde la temporada 2004-05 (con Camacho y García Remón en el banquillo). Tras aquella, el Madrid inició las siguientes 13 campañas marcando al menos 20 goles en su primera docena de compromisos oficiales. De hecho, sólo en la 2006-07 la cosecha goleadora no alcanzó el promedio de dos tantos por partido, una frontera que ahora parece lejana y que, sin embargo, entre la 2007-08 y la 20172018 siempre acabó igualando o rebasando a final de campaña. El Madrid cerró la temporada pasada con 108 goles en 57 partidos: una media de 1,89 por encuentro.
El problema radica en la productividad de los remates. Desde la campaña 2009-2010 (la de la llegada de Cristiano y primera temporada de la que registran datos completos de la estadística de disparos), nunca el Madrid remató menos a puerta como este ejercicio (211 frente a un máximo de 251 en la 201112). Pero mientras que en cada arranque de curso necesitaba entre 6 y 9 remates para hacer gol, la pasada campaña ese ratio se elevó a 13 disparos. Este año, aunque ha mejorado, aún necesita más de 11 remates (11,11) para hacer gol.
Otro parámetro avanzado es sintomático de las dificultades de los de Zidane para materializar sus ocasiones: el de goles esperados (xG o expected goals por su denominación en inglés). La métrica determina la posibilidad de que un disparo acabe en gol según un algoritmo que pondera aspectos de la situación en la que se ejecuta el remate. Según datos de Opta, el Madrid debería llevar dos goles más en lo que va de temporada y elevar la media a 1,76 por partido.
Cuántos problemas soluciona y cuántas carencias disimula un goleador. Esta verdad irrefutable del fútbol está siendo contrastada por segunda temporada consecutiva en Valdebebas. Sin un killer que tenga el gatillo fácil todo es mucho más complicado y en el Madrid, ahora mismo, no lo hay. Benzema está haciendo todo lo posible por asumir ese papel y no se le puede hacer ningún reproche, pero su ADN es otro y no siempre puede responder. En los tres partidos de esta Champions el 9 francés no ha visto aún portería y en toda la edición del año pasado hizo cuatro goles. No son cifras de un pistolero. Hazard, cuando se afine, aportará algunos goles, pero no se le puede esperar como un rematador voraz porque no lo es. Con Bale hay que empezar rezando para que pueda jugar y luego creer en el milagro de sus goles que finalmente llegan sólo con cuentagotas. Jovic no sabe dónde anda. La cara que puso en Estambul cuando Zidane le pidió que jugase en la banda fue de no entender absolutamente nada.
El problema se hace más grande cuando los enormes delanteros que hay por Europa, y que en algún momento sonaron para el Madrid, demuestran su pegada cada jornada. Lewandowski, Harry Kane o Mbappé están demostrando lo que valen. Hasta Icardi parece que no ha olvidado el oficio. Cualquiera de ellos sería titular aquí.
Sequía Queda por debajo de los 20 tantos en los dos últimos arranques