“El deporte no es un circo, no todo vale”
Lydia Valentín (Camponaraya, 34 años) fue ayer la protagonista del I Foro Camino a Tokio 2020 de Fundal, Patrocina un Deportista y AS en Alcobendas. Lydia tiene tres medallas olímpicas, pero dos no las recibió en el podio porque le derrotaron halterófilas
El Foro Camino a Tokio 2020 echó a andar ayer en el Museo FEB de Alcobendas con Fundal (Fundación Deportes de Alcobendas), Patrocina un Deportista y AS de la mano hacia la cita del 24 de julio al 9 de agosto en Japón. Un estreno que unió la tradición de la halterofilia, representada por la campeona olímpica Lydia Valentín, con cuatro deportes que debutan en Japón: kárate, escalada, surf y skate. Eso, a exactamente nueve meses de la apertura.
Lydia Valentín (Camponaraya, León, 34 años), de profesión halterófila y coleccionista de medallas, desgranó su historia. Complicada y a la vez feliz, de combate contra rivales dopadas que le negaron gloria, reconocimiento y premios durante muchos años. Pero del que ha salido victoriosa. El bronce olímpico de Río 2016 lo disfrutó en el podio, pero el oro de Londres 2012 y la plata de Pekín 2008 los recibió después, cuando se descubrió que las que tuvo por delante habían hecho trampas.
“Tengo tres medallas olímpicas, soy campeona de Europa y mundial y llevo dos años seguidos considerada como la mejor del mundo de un deporte poco desarrollado aquí. Que una española lo haya conseguido es algo increíble. Lo importante es que he puesto a mi deporte en el mapa”, se arrancó sonriente y bronceada en la charla con Juan Gutiérrez (subdirector de AS) después de unas vacaciones en el Caribe que le han servido para cargar pilas. En nada, estará preparando el Europeo de abril de 2020 en Moscú. Después, el gran reto de Tokio. ¿Qué foto le gustaría llevarse de allí? “¡Una en el podio!”.
Sin presión. “Este año decidí tomármelo sin tanta presión. Quería aflojar para coger impulso. En el deporte de élite no puedes desconectar nunca. Son 24 horas durante siete días”, recuerda. Pero aflojó poco. En septiembre se proclamó subcampeona mundial en
Pattaya (Tailandia). Sólo un kilo le separó de un oro que se colgó la colombiana Leidy Solís. Y advierte precavida: “Todavía no tengo el billete olímpico porque el sistema cambió para acabar con el dopaje que ha azotado este deporte”. Las plazas son ahora nominales, lo que permite controlar mejor a los deportistas durante todo el ciclo, a levantadores desaparecidos cuatro años que luego deslumbraban.
“En mí se recalca algo que es normal. Yo no hago nada excepcional, yo cumplo un reglamento. Sólo hay un deporte, el limpio. Lo otro no es. No vale todo, como en el circo. No quiero competir con gente que no está en las mismas condiciones que yo, pero me he pasado así toda la vida”, expone.
“Como no se puede dar marcha atrás, me quedo con lo bueno de las cosas. Me considero la verdadera campeona en Londres y la subcampeona en Pekín. Sin más. Mis rivales no fueron deportistas. Yo puedo dormir tranquila, nadie va a reclamarme una medalla en el futuro”, recuerda. No pudo disfrutar de dos sobre el cajón. Pero ya las tiene en casa.
Y lo que no queda dentro es resentimiento: “Tengo que mirar hacia Tokio, no puedo lamentarme. Sé que a nivel de patrocinios habría sido totalmente diferente, que figuraría en las portadas, que podría haberlo celebrado con mi familia en Pekín… y todo quedó en el aire”.
La situación descontrolada de dopaje en la halterofilia provocó que el Comité Olímpico Internacional amenazara con su exclusión de los Juegos. Eso hizo reaccionar a la Federación Internacional. La primera medida fue castigar a los nueve países con más positivos (Rusia, Kazajistán, Armenia, Bielorrusia, Azerbaiyán, Ucrania, Moldavia, Turquía y China). Fueron inhabilitados por un tiempo (entre nueve y doce meses) y solo podrán llevar dos halterófilos masculinos y dos femeninos a Japón. También se han cambiado los pesos para borrar récords manchados. La española pasa de 75 kg a 76, aunque tras Río ha estado compitiendo en 81 kg “para evitar tanto desgaste”. Se supone que, ahora, todos juegan ya con la misma baraja.
“Hace ocho años era imposible ser campeona del mundo de forma natural”, cuenta con una parsimonia escalofriante Lydia, que supo blindar su mente para
Satisfecha “Lo importante es que puse a la halterofilia en el mapa desde aquí”
Futuro
“Yo puedo dormir tranquila; nadie va a reclamarme una medalla”
Cambio “Hace ocho años era imposible ser campeona de forma natural”