“El público ayudó mucho y así es fácil” Saúl
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Necesitaban ganar más que nunca.
—Necesitamos la victoria como siempre. Los últimos tres empates nos habían dejado un sabor agridulce, aunque en algún partido lo habíamos hecho bien. Hemos sabido leer lo que buscaban ellos.
—Usted necesitaba marcar. Seguramente más que Morata. —Necesito meter goles, sentirme bien y aportar al equipo también en esa faceta.
—El público les ovacionó desde el principio y hubo unión.
—Así es más fácil para todos. No sólo Koke, todos agradecemos cuando la afición está con el equipo.
Podríamos decir que el Atlético de Madrid hizo de los partidos más completos en lo que llevamos de temporada. Esta vez no fue ni Saúl ni Morata quienes marcaron el primer gol. Fue Oblak el que lo hizo, con una estirada descomunal a cabezazo de Íñigo Martínez, aprovechando su increíble potencia de tren inferior sacó una pelota que llevaba todos los ingredientes para acabar en gol. Fueron los primeros 20 minutos en los que los rojiblancos estuvieron más incómodos sufriendo con la buena presión de los de Garitano, que daban la sensación de que siempre llegaban un poco antes a los rechaces, suerte que la pareja Felipe y Hermoso estuvieron concentrados y coordinados para achicar agua. Fue una genialidad de Correa, con un primer control orientado, el que rompió a Unai y también la dinámica del partido. Correa, con sus geniales movimientos a veces aturullados, otras dañinos, es ese jugador impredecible, ese trilero que muchas veces no sabe ni él dónde está la bolita, pero que yo siempre querría en mi plantilla. De lo inverosímil de sus giros nace su virtud. Correa fue el que propició el gol de Saúl. A partir de ahí pudimos ver a un Atlético más cómodo con el balón.
Los del Cholo cogieron la manija del balón, destacando a Koke y a Saúl (Thomas bajó un poquitín), para asociarse con Morata y desahogar con sentido a los laterales rojiblancos. Pudimos ver a un Atlético muy reconocible, con su portería a cero (nueve de trece partidos ya) y con efectividad y contundencia arriba se llevó merecidamente los tres puntos. Además, fue agradable y destacable la naturalidad con la que los aficionados recordaron a Koke el cariño que le tienen, dejando en el olvido que, como a un hijo, algún rapapolvo le echas cuando las cosas no le salen.