AS (Galicia)

Debutantes con estrella

España debe ganar a Rumanía para aspirar a ser cabeza de serie en el sorteo ● Homenaje a Ramos por su récord de partidos

- REPORTAJE GRÁFICO NOMBRE APELLIDO, NOMBRE APELLIDO, NOMBRE APELLIDO Y NOMBRE APELLIDO

de grupo". Un lema que repetirá hasta el lunes, cuando reciban a Noruega con el reto de sumar al menos un punto que relegue a Islas Feroe hasta el farolillo rojo del grupo. Serían en ese caso los resultados ante esta selección los que no computaría­n a la hora de resolver qué seis primeras son cabezas de serie en el sorteo de la Euro.

España tuvo el balón desde el primer minuto, nada de extrañar pues eso era lo que dictaba el guion, pero los goles tardaron en llegar. Ese es el modelo que en nosotros ya es copyright, un estilo que contrasta con el que imperaba en el España-Malta del 83. Hace treinta y seis años, en Sevilla llovió mucho, y no sólo agua. Como ejercicio de nostalgia, eché un vistazo a la hemeroteca. En la previa de El País se hablaba de los "malos modos federativo­s" con nuestros rivales, a quienes les hicimos la vida imposible reservándo­les un campo de entrenamie­nto "con un terreno impractica­ble, lleno de charcos, sin luz". Los malteses encontraro­n incluso "su autocar cerrado y con el conductor ausente". Una encerrona, vamos. La contraport­ada de aquel día llevaba un perfil de John Bonello, al que Rincón, Santillana y compañía debían meterle once goles. "Pero, a pesar de todo, es un buen portero. Demasiado bueno para encajar 11 goles", así acababa aquel artículo. Acertaba también ahí Alfredo Relaño, autor de ambas informacio­nes (que recomiendo leer), porque al bueno de Bonello no le metieron once sino doce.

Ayer, su hijo Henry salió mejor parado. Le metieron siete, pero aún así fue el mejor de Malta, que mantuvo el tipo hasta que le aguantó la gasolina. Eso ocurrió mediada la segunda parte, a la que España había llegado con varias certezas: que Albiol se erige en socio de Ramos, que la conexión a la francesa Bernat-Sarabia (ambos del PSG) pinta bien y que Gerard Moreno derrocha criterio aunque alguno piense que no está. Y está, en el 71' lo dejó claro. Eso sí, faltaba por llegar la mayor de las alegrías, la de ver debutar a Pau Torres y Dani Olmo, que no fue otra cosa que llegar y besar el santo. El del Villarreal marcó al minuto de entrar en juego y el del Dinamo de Zagreb, a los seis. "Yo vine a llevarme la vida por delante", cantaba el inolvidabl­e poema de Gil de Biedma. Pau y Dani están hechos unos poetas, está visto. La suerte que tiene Robert Moreno.

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