AS (Galicia)

El colombiano no juega desde el 22 de octubre...

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■ James perdió comba y el parón de seleccione­s de octubre le escoró más, y eso que decidió no ir con su selección, un gesto de compromiso total. Su premio fue la titularida­d en Mallorca, pero el Madrid sucumbió (la única derrota en Liga este curso), él no convenció y lo pagó con el banquillo (tuvo 11 minutos) en la noche clave contra el Galatasara­y. Eso le molestó mucho, consciente de que Rodrygo, en el once en Turquía, le pasaba por la derecha. Desde ese 22 de octubre, James no ha vestido la blanca. No ha estado disponible por un viaje por paternidad a su país y otra lesión, rodeada de morbo por pedirle al club que no publique sus partes. Ausente cuatro encuentros, se unió a Colombia y desató la polémica, sobre todo al sufrir en un entrenamie­nto un problema de tal calibre que obligó al Madrid a informar de su “esguince del ligamento interno de la rodilla izquierda”. Pero esta racha de infortunio­s de James acaricia su final. El 19 de diciembre se incorporó a las sesiones con el grupo y opta a minutos este sábado frente al Getafe (16:00 h.). En los despachos le mantienen la fe; falta comprobar si en el banquillo también.

Zidane y el Real Madrid no arrojan la toalla con James Rodríguez y le darán una nueva oportunida­d en el inicio de 2020. La informació­n llega desde España y, por supuesto, siempre son bienvenida­s las buenas noticias... más en esta época de propósitos de enmienda, pero el drama James-Real Madrid necesita cada vez menos futurologí­a y mucha más acción. Que regrese, que juegue, que demuestre su talento. Lo dije hace poco más de un mes en estas mismas páginas, James vuelve a empezar desde cero (esta vez por una lesión), pero es indudable que en otro club su situación sería diferente. Los antecedent­es siempre pesan.

Desde este lado del océano, cada tanto recordamos la declaració­n de principios sobre el capitán de la Selección: es el futbolista más talentoso de la historia de Colombia (si no, pega en el travesaño), tras el Mundial de Brasil le auguramos una carrera imparable (ha costado más de lo esperado) y siempre queremos verlo en el campo porque es un arma irreemplaz­able para el camino al Mundial de Qatar. Sin embargo, es imposible anticipar lo que vendrá. Como propósito para 2020 estaría muy bien confiar en su profesiona­lismo y en el criterio de Zidane. El crack de la zurda mágica (que clavó ese balón al ángulo en el Maracaná) ya tiene 28 años, el futuro está en sus manos.

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