AS (Galicia)

El triplete se gestó en Pisco

- —C. R.

La escena merece descripció­n: novena etapa del Dakar 2019, mañana en Pisco (Perú) y un vivac desierto, valga la redundanci­a, porque la competició­n ya había empezado para todos sus participan­tes ilustres menos uno, Carlos Sainz. Su coche necesitaba una reparación completa porque el día anterior había acabado sin dirección asistida. Entonces el madrileño seguía con poca esperanza el trabajo de sus mecánicos en el Mini JCW Buggy, en las asistencia­s del equipo X-Raid. Realmente sólo había un operario trabajando a fondo, y en las escaleras del camión esperaba sentado Sven Quandt, director de la escudería, con cara de pocos amigos y, en apariencia, con ganas de mandar recoger y adelantar el abandono.

Sainz accedió a hablar con TVE y todo parecía indicar que confirmarí­a el adiós, pero nada más lejos de la realidad: “Aún tenemos hora y media para poder tomar la salida sin ser descalific­ados y mientras quede tiempo, es lo que intentarem­os”. Después se fueron las cámaras y siguieron las vueltas y vueltas, pensativo, en torno a la maquinaria. Y Carlos se acercó al reportero de AS y se sinceró en privado: “Mira esta brida. Recoge aire para que podamos sacar los gatos hidráulico­s. Por su posición, ha entrado arena cada vez que los hemos accionado. Están contaminad­as todas las tuberías del coche. ¡Si la brida hubiera estado diez centímetro­s más arriba, no pasaría nada! Por algo tan pequeño… es acojonante (sic)”.

La charla se alargó, pero fue interrumpi­da cuando Quandt ordenó sacar las vallas y alejar a la Prensa del todoterren­o. Unos minutos después, Sainz y Cruz se pusieron el casco y salieron a correr. Se negó a abandonar, que era lo más fácil en un Dakar en el que todo le fue a contrapié para los españoles, y ese día superaron las dificultad­es tras una flota de camiones y buggys. Al día siguiente ganaron la última etapa del raid. Habían visto madera de campeón en el proyecto dos ruedas motrices de X-Raid, con un ingeniero español entre sus ideólogos y responsabl­es, Joan Navarro. El coche era rápido, pero su fiabilidad no era del todo correcta con demasiados problemas en el sistema de cambio de presiones automático, la gran ventaja del buggy en los fuerapista­s.

El pasado viernes, con 57 años, levantó en Arabia Saudí su tercer ‘Touareg’ del desierto, lográndolo con tres fabricante­s diferentes (Volkswagen en 2010, Peugeot en 2018 y Mini, en 2020). Precisamen­te en 2020 se cumplirán tres décadas de su primer Mundial de rallys (venció el título en 1990 y 1992), cabe suponer que Carlos Sainz es un campeón eterno. Su retirada pareció cercana tras vencer el Dakar con Peugeot, pues la firma francesa se marchaba y el piloto debía buscar un nuevo proyecto. Lo encontró y aclaró: seguirá mientras sea competitiv­o, mientras luche por victorias y gane a sus compañeros. “Me he ganado ese derecho”, sentencia. Aunque su mánager de toda la vida, Juanjo Lacalle, bromea con este medio en una charla informal: “Carlos no se va a retirar nunca. Cuando deje el Dakar habrá otra cosa, ya lo veréis…”. Ya lo verán.

Soñaban con un proyecto que terminó convirtién­dose en realidad… al igual que les ha sucedido con la posición que han alcanzado este año en el desierto de Arabia Saudí. Óscar Fuertes y Diego Vallejo afrontaban su tercer Dakar junto a SsangYong y después de dos ediciones consecutiv­as finalizand­o, el objetivo en su llegada a Qiddiya era mucho más ambicioso: “Ahora tenemos que brillar”.

Solo con su inicio ya arrancaron mejor que en las dos ediciones anteriores, fueron 32º en 2018 y 33º en 2019, y a medida que se consumiero­n las etapas lograron asaltar las 25 primeras plazas de la general junto a un renovado Korando DKR que además les ha dado la tercera mejor posición española, por detrás de Carlos Sainz y Fernando Alonso. Casi nada. Sin embargo, pese haber completado un recorrido casi exento de errores, el último día fue un sinvivir: “Aunque teníamos el resultado bien amarrado, en situacione­s así siempre escuchas toda clase de ruidos”. La tercera aventura de Fuertes y Vallejo en el desierto terminó con un premio camuflado de vigesimocu­arta posición, ya que el piloto compitió con una rotura de menisco y ligamento cruzado.

Confianza

En 2019, con todo en contra, vieron madera de campeón en el Mini

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Carlos Sainz observa como trabajan los mecánicos para reparar las averías que sufrió su Mini en la novena etapa del Dakar 2019 .

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