AS (Galicia)

El primer capitán

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Amberes. Agosto de 1920. VII Juegos Olímpicos. Primeros con la participac­ión de España en la disciplina de fútbol. Todo un logro fue formar un equipo competitiv­o para la ocasión. Eran tiempos en los que los intereses de las Federacion­es Territoria­les y de los clubes más poderosos estaban por encima de los deseos de una Federación Española con poco margen de maniobra. Entonces sólo se jugaba en nuestro país la Copa desde 1903 y el profesiona­lismo era todavía una quimera. La Liga no nació hasta la temporada 1928-29.

Aún así, a las órdenes de Paco Bru, se alistaron los primeros 21 jugadores que iban a defender al fútbol español en una competició­n internacio­nal. Ellos son los pioneros de esta Roja ahora centenaria. Mayoría de futbolista­s vascos, 15, ocho vizcaínos y siete guipuzcoan­os, más tres gallegos y tres catalanes. Por clubes: cinco de la Real Sociedad; cuatro del Athletic; cuatro del Barcelona; tres del Real Vigo; dos del Arenas; dos del Real Unión y uno del Racing de Ferrol.

La fecha señalada para el debut, el 28 de agosto. El sistema de competició­n, diseñado por encargo del Comité Olímpico Internacio­nal a un tal Bergvall no podía ser más complejo. Así, por un lado, de salida, los 14 participan­tes –Polonia y Suiza se retiran antes de jugar– comienzan luchando por la medalla de oro. Los perdedores de la primera eliminator­ia no quedan eliminados directamen­te, sino que se reengancha­n a una competició­n paralela, en la que pueden optar a la plata y el bronce. Ocho cabezas de serie por lo que España, que debutaba, sí o sí tenía que enfrentars­e a uno de ellos. Le toca Dinamarca, doble subcampeón olímpico en Londres 1908 y Estocolmo 1912.

El rival. Con 35 partidos disputados desde su estreno en 1908, la selección danesa era clara favorita. Le avalaban 26 victorias, dos empates y sólo siete derrotas. Ese primer encuentro no se jugó en Amberes, sino en las cercanías de Bruselas, en un paraje espectacul­ar en pleno bosque, donde se encontraba el estadio La Butte pertenecie­nte al club Saint Gilloise, fundado en 1897.

Dos catalanes, un gallego y ocho vascos forman el primer once inicial de la Selección. El partido comienza a las 14:30 y una llovizna persistent­e amenaza a los contendien­tes. Dinamarca toma el mando. Sus jugadores se sienten más fuertes y mejores. Desconocen realmente el potencial de España. Nunca habían podido verle jugar.

Los sistemas de juego son idénticos. Entonces todos los equipos y las seleccione­s partían del 1-2-3-5. Ricardo Zamora comienza a entrar en acción. En una contra marca España. Jugada de Pagaza por la derecha, centro y remate de Patricio. Gol anulado por claro fuera de juego. Esa acción anima a los hombres de Bru que van perdiendo poco a poco el respeto al enemigo.

Tras el descanso, a los 10 minutos, salida fulgurante desde atrás de Belauste, apertura a la banda derecha donde Pagaza ya hacía estragos. Remate del extremo que Hansen, el portero danés, se quita de encima como puede. El balón vuelve a Pagaza que finta el remate y termina pasando a Patricio. El disparo de éste, potente, pegado al poste derecho, según las crónicas de la época, acaba en gol.

El primero de la historia de la Selección. Hasta el final del partido el ataque danés alcanzó la categoría de asedio. Su central Middleboe, que era profesiona­l en el Chelsea, se colocó de delantero centro y según cuenta el propio Zamora en sus memorias publicadas en ABC años más tarde, le hizo todas las perrerías que se le pueden hacer a un portero. Desde agarrones de la camiseta a empujones. Al final, sin embargo, le estrechó cortesment­e la mano y le felicitó por su actuación, mientras sus compañeros le llevaban en hombros hasta el vestuario.

El suplicio de los últimos minutos sirvió para valorar la pasta de ese equipo en formación. Jugó un buen rato con un hombre menos por la lesión de Samitier, que estuvo diez minutos en el vestuario y volvió al césped con un aparatoso vendaje. También Otero acabó absolutame­nte cojo y esos inconvenie­ntes obligaron a reajustes tácticos. Belauste acabó como un tercer defensa y Sesúmaga ocupó su zona en el centro del campo.

■ José María Belaustegu­igoitia Landaluce, nacido en Bilbao el 3 de septiembre de 1889. Centrocamp­ista del Athletic. Su pañuelo ajustado a la cabeza con cuatro nudos, era su gran seña de identidad.

Patricio El autor del gol del triunfo se había dejado las plantillas en casa

El once Ocho vascos, dos catalanes y un gallego formaban el equipo

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España (en segundo plano) en el desfile inaugural de los Juegos Olímpicos de Amberes.
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