La gran armada vasca de Arsenio en el ansiado ascenso de 1991
■ El Deportivo puso fin a veinte años lejos de la élite en la temporada 1990-91 de la mano de Arsenio Iglesias. Aquel ascenso quedó grabado en la retina de los seguidores blanquiazules por el incendio de la grada de Preferencia de Riazor, el decisivo doblete de Stojadinovic al Murcia en la última jornada o la llegada al club de un joven central llamado Djukic. Pero aquella plantilla, en la que ya sobresalían unos jóvenes hermanos llamados Fran y José Ramón, tenía una columna vertebral y algo más de la escuela vasca por la que apostó Lendoiro para volver de una vez a Primera.
En el once titular de aquel Depor había nada menos que cinco jugadores procedentes de Euskadi. En la portería Yosu era intocable. Albistegi en el eje de la defensa con Sabin Bilbao de lateral izquierdo. En la media Aspiazu, la extensión del Zorro de Arteixo sobre el campo. Y en la punta de ataque Uralde, que terminó aquella temporada como máximo goleador del equipo con 15 tantos. El sexto vasco de aquel equipo era Mujica, un centrocampista que jugó 19 partidos, pero sólo seis de ellos como titular.
Hoy, casi 30 años después, el Deportivo vuelve a tener un claro sabor vasco. La diferencia es que los actuales (Sabin, Bóveda, Aketxe y Peru) son todos ‘producto Lezama’, mientras que los que tuvo Arsenio a sus órdenes eran un cóctel más variopinto. Albistegi, Uralde y Mujica se formaron en la Real Sociedad, mientras Aspiazu lo hizo en el Athletic. Otros dos, Yosu y Sabin Bilbao, llegaron de todo un clásico de Segunda de esa época: el Sestao. De todos ellos sólo uno, Albistegi, pudo disfrutar en el curso 92-93 del nacimiento de un mito: el Superdepor.