AS (Galicia)

Hazard alivia el trago

El belga regresa como el fichaje que cualquier gran equipo soñaría Bale vuelve a ser la pieza más débil del Madrid

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El Madrid se distrajo frente al Celta en los 10 primeros minutos del partido y se acomodó en los 10 finales, los dos periodos que el equipo gallego aprovechó al máximo. Marcó sus dos goles y salió del Bernabéu con un empate de prestigio que no le arregla la vida pero que le invita al optimismo, que es la mejor manera de moverse por la vida y por el fútbol. Aunque el resultado no descabalga al Real Madrid del liderato, reduce su ventaja con respecto al sufriente Barça, que de un tiempo a esta parte solo gana por la mínima. El tropiezo se llevará un poco mejor porque Hazard ha vuelto. Y de qué manera.

Con defectos, pero con muchísimo carácter, el Madrid remontó y nadie le discutió los méritos. Al Celta le daña su estado de angustia. Mira con terror el abismo del descenso y los jugadores lo padecen. Sus mejores futbolista­s por ahora solo están para los detalles, que en el caso de gente como

Iago Aspas, Rafinha o Smolov son de mucha calidad. O en el de Denis Suárez, que apenas había dado señales de vida en su regreso a Vigo. El pase que filtró a Santi Mina en el segundo gol fue maravillos­o.

Sus penurias en la clasificac­ión obligaron al Celta a la condición de resistente en el Bernabéu. La posición del Madrid le animó a un cerco que se prolongó hasta el gol de Sergio Ramos, infalible en penaltis desde hace mucho tiempo. Después llegó un afán conservaci­onista y unos cambios que significar­on la retirada de Hazard y Kroos, los dos mejores de la noche. La sustitució­n de Bale tuvo todo el sentido del mundo. Más cuestionab­le, al menos como mensaje, fue el sustituto designado: Mendy. Un delantero por un defensa.

La sensaciona­l jugada de Denis Suárez en el empate no se explica por los cambios de Zidane, pero el partido se había traslado de la zona defensiva del Celta al territorio defensivo del Madrid, cada vez más retrasado. Funcionaro­n mucho mejor los cambios de Óscar García, Denis y Santi Mina conectaron para marcar el segundo gol, que los de Zidane. Atrás quedó una hora tenaz del Madrid, en modo remontada, con varias acciones deslumbran­tes de Hazard y ninguna de Bale, que no salió expulsado por la caridad del árbitro.

Bale ha pasado de Siberia a la titularida­d en los dos últimos partidos, salto abierto a todo de tipo de interpreta­ciones. Menos interpreta­ble es su rendimient­o. Fue la pieza más débil del Madrid contra Osasuna y Celta.

Al contrario, la respuesta de Hazard superó todas las previsione­s. En el segundo tiempo pareció claro que era el jugador bandera del Real Madrid, el que iba a ganar el partido. Después de tres meses de ausencia, estaba hecho un figurín: fino, veloz, profundo y ganador.

Abandonó el campo en medio de una ovación sincera del Bernabéu. A punto de comenzar la campaña europea, Hazard regresa como el fichaje que cualquier gran equipo soñaría. Otra cosa es la nueva sensación de debilidad defensiva que alimenta el Real Madrid. Frente a la Real Sociedad, Osasuna y Celta ha recibido siete goles. En El Sadar permitió cuatro ocasiones en el primer cuarto de hora de partido, la Real Sociedad se movió como una anguila en el Bernabéu, el angustiado Celta generó pocas oportunida­des, pero recibió permiso para acercarse al área de Courtois en los últimos 15 minutos. En cualquier caso, no es el mejor momento para volver a los viejos defectos.

Celta Sus penurias le obligaron en el Bernabéu a la condición de resistente

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