Bale transita el desierto en los cruces europeos
El galés no anota en una eliminatoria desde 2014
El ‘Señor de las Finales’ atraviesa el desierto en las eliminatorias. Gareth Bale lleva desde abril de 2014 sin marcar un solo gol en un partido de los cruces de Champions. Su último tanto en una eliminatoria europea data de la ida de cuartos de final contra el Dortmund, en su primera temporada como jugador del Madrid (2013-14). Cinco temporadas de travesía del desierto cuando llega el momento de jugarse la vida a doble partido. Cuando militaba en las filas del Tottenham tampoco fue capaz de marcar en los tres partidos de cruces de Liga de Campeones que disputó antes de aterrizar en Chamartín.
Bale se estrenó de blanco en una eliminatoria de Champions participando de la goleada al Schalke (1-6) en la ida de octavos de la 2013-2014. Anotó el segundo y el quinto tanto a los alemanes. Sumó otro en la ida de cuartos en el
Bernabéu ante el Dortmund (30) y puso la guinda europea a esa campaña marcando en la prórroga el segundo gol en la final de Lisboa contra el Atlético.
Pero salvo los oasis de esa final y el doblete en la de Kiev, en las eliminatorias el galés lleva 21 partidos sin hacer gol, lo que se traduce en 1.412 minutos de sequía. Hay otra salvedad, el tanto con el que el Madrid se deshizo precisamente del City camino de la Undécima, en las semifinales de 2016.
Lo forzó Bale, pero ese gol se lo asignaron a Fernando en propia puerta al desviar un centro lateral del británico. Ese es, además, el último partido de eliminatorias de Champions en el que Bale ha completado los 90 minutos sobre el césped.
En sus siete temporadas en el Madrid, Bale ha jugado 54 partidos de la máxima competición continental y ha marcado 16 goles. Su promedio realizador en la Champions es de un tanto cada 233 minutos, mientras que en Liga consigue perforar la meta rival cada 155’.
Bale acumula una racha de cinco partidos sin marcar en Champions. Su último gol fue la temporada pasada en Roma (27 de noviembre de 2018). Esta temporada no ha visto puerta en los dos encuentros que ha jugado, ambos contra el PSG (79 minutos en el Parque de los Príncipes y 21’ en la visita de los parisinos al Bernabéu). Lleva tres goles en el resto de competiciones. Ante Unionistas (22 de enero), rompió una racha de casi cuatro meses sin marcar con el Madrid, desde el doblete que le hizo al Villarreal en Liga el 1 de septiembre...
El titular de esta columna de opinión puede parecer infantil y simplista, pero responde a una cruda realidad que perseguirá al galés cuando se haga el recuento definitivo a su desconcertante paso por el Bernabéu. Si sólo hablásemos de las finales Bale sería un jugador top, un number one, para que él me entienda. Valoro su megagol en Mestalla, con Bartra de sufrido testigo, su gol de cabeza al Atleti en la prórroga de Lisboa y su doblete determinante en la final de Champions en Kiev, con la colaboración inestimable de mi admirado Karius en el segundo gol de su serie... Si hablamos sólo de finales, Bale sí que vale.
Pero resulta que los años tienen 365 días (en 2020 serán 366 al ser bisiesto) y que hay que retroceder seis años atrás (¡1.412 minutos!) para encontrar el último gol del británico en un partido de eliminatorias de Champions. Una cifra paupérrima para el futbolista que ha pasado a ser el mejor pagado de la plantilla tras la llorada marcha de Cristiano. Meter goles en las finales que ayudan a conquistar títulos es perfecto, pero esto es como si los arquitectos navales sólo fuesen a los astilleros el día de la botadura del barco... Por eso me gustaría que mañana, aunque imagino que Zizou no me hará caso, salga de inicio Vinicius junto a Benzema. El brasileño representa el hambre, la ilusión, el presente y el futuro. Y Bale es... Bale.
Ante el City Forzó el gol en las semis de 2016, otorgado a Fernando en propia meta