AS (Galicia)

Larga vida al regateador

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El mundo del fútbol atraviesa por un momento donde se valora mucho que un futbolista haya acabado un partido con un 90% de acierto en el pase. Oye, y está fenomenal; pero en la mayoría de estas ocasiones no se entra a descifrar cómo han sido esos pases, si son horizontal­es o hacia detrás, si son únicamente buscando a los cercanos, si son pases que rompen líneas de presión y ofrecen al destinatar­io una situación ventajosa para continuar el ataque o, incluso, si es el pase correcto que demandaba la jugada. A Vinicius, en cambio, se le ha juzgado duramente por sus errores y pérdidas, y no se han ponderado nada sus aciertos, cuando las jugadas que propone el joven brasileño son, después del arte del gol, lo más difícil de realizar que hay en este juego: eliminar rivales hacia delante.

Estamos todos de acuerdo en que debe decidir mejor cuándo sí y cuándo no, y creo que cada vez le pone algo mas de pausa a su juego, pero yo querría que Vinicius se equivocara mucho porque eso significar­ía que lo intenta sin descanso y que cada vez que tenga éxito será una situación de mucho peligro para la portería rival. Esto lo extiendo al fútbol formativo. No salen regateador­es. Se pueden observar entrenamie­ntos incluso de alevines donde la premisa es “no pierdas”, “no arriesgues”, donde prácticame­nte todas las tareas son en diferentes situacione­s posicional­es y de pase.

Están desapareci­endo los especialis­tas y, curiosamen­te, cada vez son mas necesarios en un fútbol donde no hay quien meta mano en esos entramados defensivos. Era el verano de 1995, se jugaba el Trofeo Bernabéu entre el Real Madrid y un, por aquel entonces, temible Ajax y en el descanso, después de haber calentado y con el estómago a punto de salírseme por la boca de los nervios, me disponía a jugar por primera vez en el estadio de mis sueños. Justo antes de comenzar, Valdano se me acerca y me dice al oído: “La primera que recibas tírale un caño a Reiziger”. Eso me tranquiliz­ó porque mi fútbol era de encarar y de arriesgar. Si me hubiera dicho: “Juega fácil hasta que cojas confianza”, pues no hubiera sabido muy bien qué hacer. Vinicius da cosas que ningún otro aporta al ataque del Madrid. Estas son:

“El Madrid juega ahora en equipo, por encima de la calidad individual de sus futbolista­s”

El rival debe tener cuidado donde posiciona su línea defensiva ya que si ofreces espacio a tu espalda el brasileño es ganador. También en conducción obliga a los defensores rivales a recular ante el miedo a ser superados. A la vez, atrae rivales en dicha conducción, por lo tanto puede liberar al resto de atacantes.

Al Madrid le está costando generar en posicional pero está siendo muy dañino tras robo y ataques rápidos. Aquí de nuevo Vini es indispensa­ble. Además, creo que le beneficia ser uno de los puntas en un 1-4-4-2. Está mas liberado de obligacion­es defensivas y puede focalizar sus esfuerzos, tremendame­nte explosivos, en el desequilib­rio. Además, genera dudas entre el central y el lateral derecho sobre de quién es la responsabi­lidad.

Esta película se estaba pareciendo demasiado a la del año pasado. En muy pocos días nos eliminaron de la Copa, de la Champions y se nos fue la Liga. El guion es parecido, pero el final no está escrito. No voy a reiterar las circunstan­cias en las que fuimos eliminados de la Copa del Rey, baste decir que en el fútbol, y en la vida, para conseguir triunfos al menos hay que buscarlos, que no los regalan. La Champions está muy complicada. Se empezó a torcer en el Ciudad de Valencia, con la lesión de Hazard. Era uno de los dos fichajes que necesitaba el Madrid para la fase definitiva en Europa y en nuestra Liga. El otro refuerzo que debería aportar mucho al club que le paga, muy bien por cierto, es Bale, que ni está, ¿ni se le espera? Muchos ya no, porque en su caso no sería una reaparició­n, sería una resurrecci­ón. Comparar la aportación de Sterling en el Manchester City, al saltar al campo en el segundo tiempo, y la de Bale conduce a algo más que a la desesperac­ión. Aun así, no descarto que Zidane intente por enésima vez, en el Etihad Stadium, que ayude al Madrid en un partido grande.

espués de haber sumado un solo punto en los dos últimos partidos, contra el Celta y el Levante, y de perder contra el City, el Madrid recibía a un Barça líder. El Real Madrid, que durante muchos años fue un equipo en el que brillaban jugadores galácticos, el último Cristiano y antes incluso en grupo (Figo, Ronaldo, Beckham, Zidane...), juega ahora, por encima de la calidad individual de muchos de sus futbolista­s, en equipo, sin estrellas ni estrellita­s. El juego colectivo del equipo fue el que derrotó al Barça. Después de un primer tiempo en el que Courtois salvó dos buenas ocasiones del equipo culé, el Madrid adelantó líneas, presionó más arriba, descolocó al Barcelona (lo hace como nadie Isco jugando entre líneas) y además, como pide su ADN, buscó la victoria hasta el final. Una victoria, con goles de El Buscavidas (gran película de Robert Rossen), con desmarque señalado y hasta señalizado por Kroos,y de Mariano derrapando, que valen cuatro puntos.

PDiqué debería recordar que los partidos no duran 45 minutos. Se pelean, como hicieron los blancos. ¡Hasta el final, vamos Real!

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Vinicius y el Madrid celebran el 1-0 en el Clásico.

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