AS (Galicia)

Corrupción en Tokio

Una investigac­ión desvela pagos de 8,2 millones de euros a un empresario que debía influir sobre Lamine Diack (IAAF) y las votaciones para los Juegos 2020

- JESÚS MÍNGUEZ

Los Juegos de Tokio 2020, los de la tecnología y la perfección, parecen gafados. Por la pandemia del coronaviru­s se celebrarán un año más tarde (entre el 23 de julio y el 8 de agosto de 2021), un hecho insólito en la historia del olimpismo, mientras los casos de infectados por COVID-19 suben en la capital, registránd­ose ayer el mayor aumento en un día con 70 para totalizar más de 500. Ya se oyen voces de políticos y expertos que llaman a un cierre de la ciudad. Los sakuras (cerezos en flor) dan color a las calles, pero no dejan de llover malas noticias.

La última, en forma de sombras de corrupción sobre Tokio 2020. La agencia Reuters reveló en una investigac­ión que

Haruyuki Takahashi, exjecutivo de la agencia de publicidad Dentsu Inc, recibió 8,2 millones de euros de la candidatur­a para, presuntame­nte, influir en miembros del Comite Olímpico Internacio­nal y orientar su voto.

Corte. Tokio recibió una peor nota de corte por parte de la Comisión de Evaluación del COI (un 8,2) respecto a Madrid (8,8), pero la candidatur­a española cayó en la votación en septiembre de 2013 en Buenos Aires. Madrid empató en primera ronda con Estambul (26-26), perdió en el desempate (49-45) y Tokio arrasó luego (60-36).

En ese aciago septiembre de 2013, el senegalés Lamine Diack, el corrupto presidente de la Federación Internacio­nal de Atletismo, era todavía miembro del COI (luego fue suspendido por distintos asuntos turbios) y, como jefe del deporte rey y por su ascendente con los países africanos, podía influir en un buen puñado de votos. Y Diack fue uno de los electores contactado­s por Takahashi, que reconoció regalos (“No vas con las manos vacías, eso es de sentido común”) a Diack. Se han podido constatar gastos de más de 42.000 euros en relojes Seiko. “Eran baratos”, dijo Takahashi a Reuters, aunque negó que hubiera hecho algo inapropiad­o.

Los 8,2 millones para Takahashi fueron el mayor pago individual realizado por Tokio a una persona, en principio para hacer labores de lobby. Después, el ejecutivo ingresó en el comité organizado­r.

Apellido. El apellido Diack ya apareció unido a Tokio. El senegalés y sus hijos Papa Massata y Khalil habrían realizado de intermedia­rios en el pago de dinero por parte de la candidatur­a nipona. En el informe de la Agencia Mundial Antidopaje sobre corrupción en el sistema de detección de dopaje del atletismo que hizo en público en 2016 se pudo leer esto: “Transcripc­iones de varias conversaci­ones entre personas turcas y

Khalil Diack hacen referencia al proceso de elección de los Juegos de 2020. Se constata que Turquía perdió el apoyo de Lamine Diack porque no pagaron entre cuatro y cinco millones de dólares para patrocinar la Diamond League o a la IAAF. Los japoneses pagaron esa suma”.

La justicia francesa tiene abierta una investigac­ión para dilucidar otros pagos a través de Singapur por 1,8 millones de euros de la candidatur­a japonesa hacia los hijos de Diack. Un asunto que ya se cobró la dimisión de Tsunekazu Takeda, presidente del Comité Olímpico Japonés. La misma investigac­ión también debe dilucidar si Diack y su clan influyeron en la votación de Río 2016, otro proceso en el que fue derrotada Madrid. El honor de un Tokio herido está también comprometi­do.

Madrid Fue la mejor valorada por el COI, pero perdió frente a Tokio en Buenos Aires

Francia La justicia tiene abierto un proceso por corrupción contra Diack

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La candidatur­a tokiota celebra el éxito en Buenos Aires en 2013, cuando el Comité Olímpico Internacio­nal le otorgó los Juegos de 2020.

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