Cómo hemos cambiado
El club que hace un año desbordaba euforia por llegar a Europa se asoma hoy a Segunda
Tenía que ganar el Espanyol a la Real Sociedad, que se encontraba en idéntica situación, y esperar a que el Athletic perdiera ante un Sevilla que no se jugaba nada. Tan lejana parecía la carambola que debía producirse en la última jornada de LaLiga, que el retorno a Europa del Espanyol tras 12 temporadas de ausencia ese 18 de mayo de 2019 desató la euforia colectiva en un RCDE Stadium que no había vivido nada igual, invasión de campo incluida. La situación hoy, justo un año después, tampoco tiene precedentes en la era Cornellà-El Prat, pero en el polo opuesto.
La transformación del Espanyol en sólo 366 días es asombrosa. Parece otro. Aquel equipo comandado por Joan Francesc Ferrer, Rubi, consiguió el séptimo puesto, la segunda mejor clasificación perica en el siglo XXI, con 53 puntos. Es decir, un promedio de 1,44 puntos por partido, el doble que los cosechados en la temporada actual, en la que sólo 20 puntos en 27 jornadas condenan al Espanyol a vagar en la cola de la clasificación (está a seis de la permanencia). Y a pasar de aquel cielo a percibir las llamas del infierno.
Si bien es cierto que la directiva aguantó a Rubi pese a firmar la peor racha histórica del club (una victoria en diez partidos), en todo el curso sufrió 13 derrotas, dos menos de las que ya acumula esta temporada (y eso que a priori falta por disputarse casi un tercio del campeonato) un Espanyol desdibujado, perdido, apático, que ha tenido que recurrir ya a tres
Rubi