UNA VENTA Y UN FICHAJE RÉCORD

Una de las demostraciones del cambio experimentado por el Espanyol, o de la errática gestión de su buen resultado de hace un año, está en las cuentas. El club se permitió en agosto el lujo de cerrar la venta más elevada de su historia: Borja Iglesias al Betis por 28 millones. Y en enero tuvo que afrontar con urgencias y de una tacada el mayor gasto de siempre: 20 millones por De Tomás (su fichaje más caro); 10 por Embarba; y 9,5 por Leandro Cabrera. entrenadores distintos sin ni siquiera así recuperar el rumbo.

David Gallego, que procedía del filial, fue la apuesta tras la marcha de Rubi al Betis. Pablo Machín, su sucesor, por la experiencia continental del año anterior en el Sevilla. Y, finalmente, en Navidad aterrizó Abelardo Fernández, con el aval de salvaciones arriesgadas al mando de Sporting y Alavés.

Ni con la triple sacudida en el banquillo, ni con una inversión de 40 millones en fichajes en enero entre Raúl de Tomás, Adrián Embarba, Leandro Cabrera y Oier

Olazabal, fue capaz el conjunto perico de levantar cabeza antes del parón obligado por la pandemia del COVID-19, en la que, para colmo, también ha sido el club más afectado, con ocho positivos de jugadores.

La viva imagen del cambio es el RCDE Stadium, hace un año repleto, ensordecedor y fogoso para celebrar el retorno a Europa, una ilusión que fue convirtiéndose en un caramelo envenenado, y hoy desangelado, desierto, vacío. Como lo estará, si se reanuda LaLiga, para abordar el milagro de la permanencia.

Sucesores Gallego, Machín y Abelardo, incapaces de enderezar el rumbo