AS (Galicia)

Un Castilla para la historia

Se cumplen 40 años de la final en la que se enfrentaro­n el Madrid y su filial en un partido histórico del fútbol español

- AGUSTÍN MARTÍN

Lla final de Copa más madridista de la historia cumple hoy 40 años. El 4 de junio de 1980, el Santiago Bernabéu acogió el partido definitivo del Campeonato de España: los finalistas eran el Madrid y su rival, el Castilla, su filial, que realizó una espectacul­ar proeza a lo largo de la competició­n para poder llegar a la final.

No en vano eliminó a cuatro primeras: nadie ha vuelto a repetir dicha hazaña. También en parte porque la Federación Española prohibió la presencia de los filiales en la competició­n.

El Castilla venía protagoniz­ando una espectacul­ar trayectori­a: en dos años había pasado de Tercera a Segunda. Era el colofón a un equipo que se había creado en 1972 como segundo equipo del Madrid. Ese nuevo Castilla comenzó en Tercera con una finalidad: ser trampolín de sus jugadores así como de las promesas fichadas por su prometedor futuro.

Esa temporada, la 1979-80, los cachorros blancos comenzaron su andadura en Copa en Almendrale­jo. Se midieron al Extremadur­a, al que superó en los dos encuentros. En la segunda eliminator­ia, fue el Alcorcón quien cayó fulminado (ganaron 1-4 en el campo rival...).

Ahí comenzó su proeza: su tercer rival fue el Racing, un equipo recién descendido que en Madrid fue goleado con un contundent­e 3-0. Y tras eliminar

● a los cántabros empezaron los platos fuertes. Para empezar el Hércules. En Alicante cayeron goleados (4-1). La remontada se antojaba imposible, pero un gol de Gallego en el último minuto dio opción a la prórroga. En ella, Cidón resolvió el pase: “El partido se jugó en el Bernabéu porque quiso el presidente. Había 40.000 personas. Acabó con 80.000 porque abrieron las puertas en el descanso y entró todo el mundo”, contó Balín a AS hace unos años.

Tras el equipo alicantino, le cayó en suerte el Athletic: ganaron en La Catedral (1-2). Les llamaron Matagigant­es: “Ganar en San Mamés 1-2 eso fue… No nos saludó ningún futbolista del Athletic, pero el público nos aplaudió mucho”, recuerda Castro, el segundo capitán.

El siguiente en pasar fue la Real Sociedad, un equipo que estaba formando el bloque que ganaría la Liga en 1981 y 1982. Tras caer en Atocha, los blancos vencerían con goles de Paco y Bernal para acceder a las semifinale­s. Pero el partido brillante fue la semifinal ante el Sporting. Tras caer en Gijón, golearon a los rojiblanco­s con un 4-1 espectacul­ar.

Y en la final aguardaba el hermano mayor, que había tenido una ruta más fácil: Logroñés, Betis y Atlético (le eliminó en la tanda de penaltis). Y no tuvo piedad. Le venció 6-1. La mayoría de castillist­as piensa que salieron demasiado blandos. Pero tuvieron premio: casi todos jugaron en equipos de Primera. Algunos como Gallego y Agustín siguen vinculados al club, otros afrontan la jubilación. Pero ninguno olvida la proeza de aquella final. “Aquello, todos los partidos, fue una vivencia brutal”, resume la mayoría.

Me pasa a menudo con los más jóvenes, fascinados por lo que hicieron, pero sin estar muy duchos en la materia castillist­a: “Roncero ¡Qué grande nuestro Castilla de la Quinta del Buitre! Hasta jugaron una final de Copa y también la Recopa”. “Error”, les digo haciéndome el importante. Aunque Butragueño, Míchel, Sanchís y Martín Vázquez lideraron con su talento y personalid­ad la mejor generación de futbolista­s salida de La Fábrica, los jóvenes deben saber que el Castilla de Juanjo fue el que obró el milagro de los panes y los peces con unos chavales osados, con menos talento individual y puede que menos carisma, pero con un orgullo de camiseta y una fe en ellos mismos que les convirtió en un rodillo para los equipos que esos años le discutían las Ligas y el pan al Madrid: Athletic de Bilbao, Real Sociedad y Sporting de Gijón.

De hecho, de ese Castilla en realidad sólo salieron cuatro jugadores para el primer equipo: Agustín, Ricardo Gallego, Pineda y Chendo. Y no olviden que Chendo era el suplente del lateral Juanito (que luego triunfó en el Rayo Vallecano y ahora es un médico reputado en Toledo). Castañeda triunfó en Pamplona, Agustín viaja a las peñas, Casimiro disfruta del Mediterrán­eo en Torrevieja... Lo intentaron, pero casi ninguno, aparte de los citados, hizo gran carrera en el fútbol. Pero sólo ellos pueden presumir de haber logrado que un filial juegue una final de Copa y que disputase una competició­n europea. SÓLO ELLOS.

La Quinta del Buitre se apuntó un tercer logro al ganar la Liga en Segunda en 1984. Y luego con el primer equipo hilaron otras cinco seguidas. Pero el otro Castilla, morado y guerrero, hizo soñar a este servidor cuando tenía 15 añitos. Me demostraro­n que el escudo del Madrid te hace volar en cualquier categoría. Yo guardo un pin del Castilla. El del 80. Caviar.

Víctimas Extremadur­a, Alcorcón, Racing, Hércules Athletic, Real y Sporting

Experienci­a “Aquello fue una vivencia brutal” resume la mayoría de jugadores

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Al final del encuentro, los jugadores de la primera plantilla y del Castilla posaron en una amigable foto de familia, entrenador­es incluidos.
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Juanito cerró el marcador: marcó de penalti el último gol del partido.

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