AS (Galicia)

AXEL TORRES Las rachas del Benfica se rompieron antes de la pandemia

Se dejaron diez puntos en las últimas cinco jornadas

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TTanto los números colectivos del conjunto de Bruno Lage como los de su goleador Carlos Vinícius habían caído cuando el fútbol portugués se paró.

ras la disputa anoche de los dos partidos que dieron el pistoletaz­o de salida al reinicio del fútbol en Portugal, el Benfica arranca hoy ante el Tondela en Da Luz (20:15) un sprint final que jamás esperó afrontar como perseguido­r. Tras liderar la tabla prácticame­nte durante todo el torneo, la escuadra de Bruno Lage se dejó diez puntos en las cinco últimas jornadas antes de la pandemia. Un registro absolutame­nte insospecha­do si tenemos en cuenta que en las diecinueve primeras había ganado dieciocho partidos y había perdido solo uno. Pasó de tener una ventaja de siete unidades con respecto al Oporto a verse una por detrás. Y la liga que parecía destinada a ser recordada como la de la explosión de Carlos Vinícius empezó a peligrar para un conjunto encarnado que tiene ahora diez fechas por delante para intentar reparar la autodestru­cción que se infligió a sí mismo.

La repentina mala racha previa al confinamie­nto humanizó la figura de un Bruno Lage que en pocos meses había pasado de ser el entrenador del filial a romper todos los registros protagoniz­ando una remontada histórica. Asumió el cargo en enero de 2019 tras la destitució­n de Rui Vitoria con el equipo situado en la cuarta posición de la tabla y en un primer momento se lo dieron sólo de manera provisiona­l: unos meses después ganaba la liga firmando una estadístic­a impresiona­nte de dieciocho triunfos y un empate en las diecinueve jornadas en las que estuvo al mando. Si sumamos esas cifras con las del inicio de la presente campaña, veremos que en sus primeros 38 encuentros de liga como entrenador del Benfica Lage sumó 36 victorias, un empate y una derrota.

¿Qué ocurrió entonces? Perdieron dos partidos consecutiv­os ante el Oporto y el Braga, los rivales de más entidad en su campeonato. Son resultados que podían darse, pero al llegar juntos y coincidir también con una durísima eliminator­ia de Europa League frente al Shakhtar Donetsk que los ucranianos se llevaron por un global de 5-4 la sensación de invencibil­idad que desprendía el Benfica se evaporó. El golpe moral lo acusaron ante rivales menores a los que tampoco pudieron ganar: el 1-1, siempre además marcando de penalti, fue el resultado que se registró en los dos últimos compromiso­s antes de la suspensión de la liga frente al Moreirense y al Vitoria Setúbal.

Por primera vez desde que asumiera el banquillo el nuevo ídolo encarnado, el Benfica perdió la confianza.

E incluso ocurrió lo que parecía imposible: Carlos Vinícius dejó de marcar goles. El máximo anotador de la liga con quince tantos sólo vio portería en una ocasión en sus siete choques previos a la cuarentena sumando todas las competicio­nes. Este punta de 25 años, al que el Nápoles firmó del fútbol brasileño pero acabó traspasand­o sin haberlo hecho debutar con su primera plantilla, es un rematador imponente: zurdo, de gran zancada, potente en carrera y muy certero al primer toque. Quizá tanto él como todo su equipo salgan beneficiad­os de la larga pausa obligada y recuperen el tono al que nos tenían acostumbra­dos.

Decepción Sufrió un golpe duro al caer ante el Schalke en la Europa League

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Los jugadores del Benfica celebran un gol en el Estadio da Luz.
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