“Le doy importancia, pero también a ganar una Champions más”
ser el típico alemán. ¿Lo es? —Quizá desde la perspectiva española. Desde la alemana seguramente sea bastante español. Los españoles son un pelín más relajados y pienso que yo también me he convertido en una persona más relajada. También sigo siendo un aficionado de la absoluta puntualidad, algo que se lleva con más margen aquí. Llegar diez minutos más tarde es la puntualidad habitual aquí. Cuando me presento con tres minutos de antelación a una reunión del equipo suelo ser el primero, si lo hiciese en Alemania sería de los últimos. Los españoles también suelen abrazar y besuquear a todo el mundo, tampoco soy ese tipo de persona. Quizá sea un pelín alemán para eso, lo que no quiere decir que no aprecie al otro simplemente porque no me guste ese contacto corporal extremo. —Desde 2015 regenta la Fundación Toni Kroos, con la que ayuda a niños enfermos y a sus familias, en parte también en casas mortuorias. ¿Como lo vivió durante la crisis? —En algunos hospicios infantiles mandaron a los empleados a casa y nosotros pusimos ordenadores portátiles a su disposición para que pudiesen seguir haciendo su trabajo desde casa, algo que también beneficia a los niños. Durante el pico ofrecimos la posibilidad a, prácticamente, todas las familias que apoyamos de elegir juguetes de regalo y se los mandamos. Los días en casa pueden ser muy largos, y más cuando tienes a un niño enfermo. Nuestra intención es hacer todo más ameno.
—¿Cómo le marca su labor con los niños?
—Muy intensamente. Me demuestra que el mundo en el que vivo no es el normal y que hay problemas de mayor relevancia que ganar un partido de fútbol. Hubo días en los que me cabreé por una derrota o banalidades como cuando alguien llegó tarde o se rompió algo en casa: cosas sin importancia. Después, me pongo a leer por la tarde las peticiones a la fundación y me doy cuenta de tantas circunstancias que se dan en la vida, que vuelven a enderezarme y me enseñan los problemas, verdaderamente graves, que sufren otras personas. Es un gran soporte para mí.
—¿Algún caso que le haya conmovido en especial?
—A una niña de Berlín le quedaba el deseo de montar en helicóptero. Era de prever que no iba a vivir mucho más. Le regalamos el vuelo, lo hizo y, desafortunadamente, falleció al poco tiempo. Son desenlaces que te conmueven y hacen pensar. A posteriori, me alegro de poder haberle hecho pasar esas bonitas horas.
—Este verano debía tener lugar la Eurocopa, pero ha sido aplazada a 2021 por el coronavirus. Es el último gran título que le falta...
—Le doy importancia, pero también a ganar una Champions más. No tiene nada que ver con la cantidad. Es un título importante y quiero ganar cada campeonato en el que participo. La motivación siempre es altísima ante un torneo como la Eurocopa y no creo que un año de retraso nos afecte. Al contrario, quizá nos venga bien que se juegue en 2021. A algunos lesionados que estarán de vuelta para entonces y a la evolución general del grupo.
—¿La pandemia influirá de manera persistente en el fútbol o volverá todo a la normalidad? —No creo que se dé tan rápidamente. Las pérdidas son demasiado grandes. No se desembolsarán semejantes cantidades a corto plazo y algunos clubes tendrán que encontrar fórmulas nuevas para seguir siendo competitivos. En cuanto a pagos por fichajes y sueldos, se intentará regatear y tener más cuidado de lo que se puede gastar. Pero se volverá al punto de antes de la crisis. Tiene que ver con la competitividad a día de hoy, con la presión desmedida por ganar, también debido a los medios. Si existe la posibilidad de volver a desembolsar la misma cantidad de dinero que antes de la crisis, se hará.
—Le quedan tres años de contrato en el Madrid. ¿Qué planes tiene para después? ¿Pasar un tiempo en EEUU como hacen muchos jugadores? —Más bien no. No va con mi forma de ser. En el mundo del fútbol, tres años es un tiempo larguísimo y mi intención es cumplir el contrato. Entonces tendré 33 años y todas las opciones: seguir aquí, hacer otra cosa o finalizar mi carrera. Eso sí, mi deseo es finalizar mi carrera aquí en el Real Madrid. —Su padre es entrenador. ¿Sería una opción para usted? —Me imagino con un puesto de trabajo en el fútbol, pero en realidad no de entrenador al máximo nivel. Sobre todo porque volvería a sumergirme una