Djokovic abraza al tenis
La gira del serbio arrancó en Belgrado con mucho público, sin distancia social ni mascarillas
Novak Djokovic debió terminar harto del confinamiento que pasó en Marbella cuando estalló la pandemia del COVID-19. Aunque vivió aquellos días en una amplia casa de su propiedad en la localidad malagueña, se vio que tenía muchas ganas de volver a coger una raqueta y lo hizo incluso antes de que estuviera permitido en el Club Puente Romano, que se disculpó por haber autorizado el pase del serbio por una errónea interpretación de las normas. Ya con la ley de su parte, Nole se entrenó allí hasta que decidió marcharse a su país cuando se lo permitieron las autoridades, después de organizar desde España el Adria Tour, la gira que arrancó ayer en Belgrado en unas condiciones llamativas: con público, muy pocas mascarillas, nula distancia social y abrazos, muchos abrazos.
Djokovic, que ya se había mostrado muy feliz y sonriente el viernes en la presentación junto con su compatriota Jelena Jankovic, debutó en una tarde soleada y veraniega contra otro serbio, Viktor Troicki, al que arrasó en 37 minutos por un doble 4-1. Nole dio un recital, se lo pasó en grande y abrasó a dejadas a su rival. Al final del amistoso duelo, le dio un fuerte abrazo. Uno de los recogepelotas, un niño de unos 12 años, participó en el partido y chocó las manos con los jugadores después de disputar y ganarle un punto con un drive cruzado al número uno del mundo, conocido por ser una persona de naturaleza cariñosa.
En Serbia está permitida la entrada al país sin test de coronavirus ni cuarentena. Se autorizan las reuniones en espacios abiertos y los espectáculos con público, sin límite de aforo siempre que se guarde una distancia de un metro. Pero en la pista central, de tierra batida, del Novak Tennis Center no se respetó esa norma. La organización aseguró que se vendería sólo un 40% de las 4.800 localidades del estadio, pero en