AS (Galicia)

Zurutuza

- R. RAMAJO /

David Zurutuza (Rochefort, 19-7-86) acaba de retirarse del fútbol tras diez temporadas vistiendo la camiseta de la Real Sociedad, con la que ha disputado 238 partidos ligueros y marcado 16 goles.

—¿Cómo siente que deja a la Real?

—Pues en muy buenas manos, eso lo primero. Con Imanol, que es un entrenador tremendo y muy moderno; con Aperribay, que ha hecho mucho por este club; y con Olabe, que tiene las ideas muy claras de abajo a arriba. Y después, siento que la Real es ahora mucho más fuerte, y con esta generación auguro otra etapa llena de éxitos para el club.

—-¿Y cuál es la razón que le lleva a dejar el fútbol con 34 años?

—Hace un año tuve dudas para renovar, y eso quiere decir que la cabeza te está avisando, que no tienes esa hambre de antes, y no tienes el cuerpo de un chaval de 20 años, se junta todo y lo tienes cada vez más claro.

—¿Qué siente marchándos­e con un cántico de la afición y hasta una frase ‘No Zuru, no party’?

—Es una manera de darme cariño y lo agradezco mucho. Siempre me he sentido como un jugador muy querido, y eso lo valoro. Seguro que hay gente que no me quiere; pero en general he sentido un apoyo muy grande, incluso fuera del campo, por la calle. Eso me ha dado fuerzas para seguir y me voy a gusto a casa también por eso.

—-Pero usted también ha tenido que notar el run run de Anoeta por su estilo de juego aguantando tanto siempre la pelota para dar el pase preciso...

—(Sonríe) Pues no lo sentía, de verdad. Estaba centrado en el juego y en lo que hacía, no tenía tiempo de escuchar eso. Era mi manera de entender el fútbol, quería dejar al compañero en el mejor lugar para marcar, porque cuanto más cerca del área juegas, menos tiempo sitios tiene el delantero para pensar y ejecutar. —-303 partidos en la Real, pero la sensación de que podía haber jugado más de 400 partidos. ¿cuántas vueltas le ha echado la culpa de ello a las lesiones? —Ya, sé lo que dices. Pero no lo he pensado, Las lesiones han sido parte de mi vida futbolísti­ca y no sabes hasta dónde hubiera llegado sin ellas. Hay que aceptar también que es parte del juego. No hay ningún jugador que no se haya lesionado. Y cada vez se juega más al límite. Es verdad que yo me he lesionado más que la media, no sé si es por mi forma de jugar. Pero ha sido así. No quitaría nada de mi carrera.

—¿Y el Athletic nunca hizo intención de ficharlo?

—No, no hubo ninguna opción. De mi parte no hubo ningún intento de ir. A mí nunca me llegó nada del Athletic.

—-¿Qué le parece lo del Antiguoko firmando diez años como convenido del Athletic? —Es una pena, porque es un club de aquí con gente de aquí, que supongo tendrá el sueño de tener éxito en la Real. Pero ellos han elegido así, y sus razones tendrán.

Apreciado “Siempre me he sentido un jugador muy querido en la Real”

Un portero de corte antiguo se convirtió en el mejor de los tiempos modernos

Se ha retirado Íker Casillas, sin duda, el mejor portero del mundo de su generación. Resulta difícil analizarlo de una manera empírica porque hay algo en su forma de jugar que es misteriosa, como si no controlase su propio don y sus reflejos fuesen fruto de una intuición insondable. Con Arconada sucedía algo similar: son guardameta­s cuyo “carisma” sobrepasa su propia área e influye en todo el terreno de juego. Porteros y capitanes.

Pero, ¿es posible decir que alguien es mejor que otro? Hay voces que afirman que coetáneos como Buffon son superiores a Íker. Todos sabemos que había guardameta­s con mejor juego de pies y salida por alto. Pero lo que hizo excepciona­l a Íker fue que gracias a ser un portero de corte antiguo se convirtió en el mejor de los tiempos modernos. Una maravillos­a anomalía como cuando triunfaron los Monjes de Silos. Lo que él ofrecía, no lo tenía nadie. Y eso es justo lo que su club y su Selección necesitaba­n: un portero que hiciera un milagro cada noventa minutos. Nada más y nada menos. Posiblemen­te, Casillas no habría podido defender la portería del Barcelona de Guardiola, pero tiene lo mismo que todas las estrellas de la música: estar el momento justo en el lugar perfecto.

or eso, cuando se afirma que alguien es “el mejor del mundo” debe ser analizado en su contexto. Pero, en todo caso, necesitamo­s decir que alguien es “el mejor” porque somos herederos de la cultura grecorroma­na que está moldeada a través de los héroes y sus hechos excepciona­les. En la historia no entra lo normal.

EPn el caso de Casillas, su propia carrera fue una película desarrolla­da en un escenario: del instituto a la convocator­ia en Noruega, su entrada estelar en la final de Glasgow, su entereza en los duelos de penaltis y su oportuna llamada a Xavi para evitar la ruptura de la Selección. Por ello, pagó un alto precio en su propio club, pero también recibió (con Xavi) el Premio Princesa de Asturias de los Deportes. Cuando hay muchos y muy buenos, lo inexplicab­le te convierte en el primero.

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Zurutuza.

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