La plantilla se esconde en su vuelta a Barcelona
En la Ciutat Esportiva, pancartas de “mercenarios”
La expedición del Barcelona aterrizó al mediodía prácticamente de incógnito. Sólo la presencia del furgón policial, abriendo paso, permitía especular que los dos autocares que iban detrás llevaban a los futbolistas blaugrana. Ningún logo ni escudo en los autocares, con la intención de pasar totalmente inadvertidos y evitar la reacción en contra de la gente.
A su llegada a la Ciutat Esportiva, se encontraron tres pancartas, acusándoles de mercenarios, de falta de orgullo y de falta de vergüenza, pero poco más. Apenas una veintena de aficionados se congregaron en la calle para esperar la salida de los jugadores. En todo caso, el responsable de seguridad del club, Rafa Soldado, prefirió evitar cualquier incidente y aconsejó a los jugadores que abandonaran la Ciutat Esportiva por la puerta de atrás. Así lo hicieron la mayoría de ellos, incluido un Quique Setién, que está viviendo sus últimas horas en el Barcelona.
Pero hubo algún valiente que quiso dar la cara ante los pocos seguidores que se encontraban en la calle esperando al equipo. Uno de ellos fue el responsable de relaciones externas del club, Guillermo Amor, que llegó a parar sin bajarse del vehículo para hablar con un aficionado y hasta, según aseguraron en Rac1, pedir perdón por la humillación que sufrió el equipo en Lisboa.
Otro que descartó salir por la puerta de atrás fue el segundo de Setién, Eder Sarabia, quien fue increpado por los seguidores mientras abandonaba con su vehículo las instalaciones del club. Así como el centrocampista del filial, Monchu, que fue el único jugador que decidió salir por la puerta delantera.
El CEO del club, Óscar Grau, y el directivo Javier Bordas, también optaron por salir por la puerta norte y hacer frente a los pocos aficionados que estaban en la calle.
Valiente Monchu fue el único jugador que salió por la puerta delantera