AS (Galicia)

Un título desde la cocina de Monchi

- JUAN JIMÉNEZ @juanjimeni­sta

Son las que hizo el pasado verano Monchi, el cocinero del Sevilla hexacampeó­n. Por primera vez desde que es director deportivo, y para respaldarl­o ante las dudas, firmó tres años a un entrenador, Julen Lopetegui. Y obsesionad­o con darle un perfil físico al equipo, fichó a Koundé, Diego Carlos y Fernando. No contento con eso, en invierno le puso la guinda. Se fueron Dabbur y Chicharito y llegaron Suso y En Nesyri.

Como en 2006, el año de la primera UEFA con Juande Ramos cuando lo eliminó el Cádiz, al Sevilla le dio una cornada el Mirandés en la Copa. Ese revés y la aparición de la pandemia podían haber mandado la temporada del Sevilla al infierno. Mientras otros se lamentaban, Monchi cogió el toro por los cuernos y negoció personalme­nte con los jugadores el ERTE, en el que salvaguard­ó a los trabajador­es más modestos del club y, lo que es más importante, dio ejemplo dándole un buen tajo a su propio sueldo. Desde aquella derrota en Miranda, por cierto, el Sevilla ha estado 21 partidos sin perder.

Mientras preparaba de manera ejemplar (reconocido por LaLiga) su regreso a la competició­n, apareció aquella imagen viralizada de una barbacoa de seis jugadores y sus respectiva­s parejas. Sólo podían ser diez y eran doce. Monchi convirtió el desliz en oporunidad. Se reunió con Banega, que parecía tener ya la cabeza en el Al Shabab de Arabia. Le tocó la fibra y sacó una promesa del argentino: “Me iré de aquí con el Sevilla en puestos Champions y tocando plata”. Y hasta hoy.

El serbio, que había sido diagnostic­ado positivo en COVID-19 y se había quedado en Sevilla guardando cuarentena, se incorporó semanas más tarde a la concentrac­ión de Alemania. En vez de convertir su regreso en algo anónimo, Monchi pidió a los jugadores que esperasen despiertos a su compañero de madrugada. La emotividad subió a tales extremos que Monchi ya intuyó que lo iban a hacer otra vez.

Durante la fase final ha trascendid­o que el expresiden­te ha reunido las acciones suficiente­s para ‘derrocar’ a José Castro, pese al ‘plan de paz’ que se firmó en enero. Detrás del título, esa es la peliaguda situación institucio­nal que se esconde en el Sevilla a día de hoy. Suceda lo que suceda, en todo caso, el imprescind­ible en el Sevilla se llama Ramón Rodríguez Verdejo. Una de sus películas preferidas es Moneyball. Él ya ha superado a Brad Pitt y a los A’s de Oakland.

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