AS (Galicia)

El esperpento de 1995

Koeman no quiere que se repita su última temporada como jugador en el Barça, la del fin del Dream Team

- POR JUAN JIMÉNEZ

Anque Josep Maria Bartomeu haya asemejado la llegada de Koeman a la de Johan Cruyff en el año 1988, después del motín del Hesperia, igual Ronald puede tomar con ejemplo un Barça que él conoció en primerísim­a persona, el de la esperpénti­ca temporada 1994-95. Veamos.

El Barça ganó en la temporada 1993-94 su cuarta Liga consecutiv­a, con Romario desatado (30 goles) y un 5-0 al Madrid de guinda. Además, después de una trayectori­a notable en la liguilla y una victoria en una semifinal que se jugó a un solo partido ante el Oporto (con golazo de Koeman, por cierto, que ya había marcado otros dos goles de sombrerazo al CSKA), el equipo llegó a la final de la Copa de Europa. Ahí explotó todo. El Milán de Capello pasó por encima (4-0) en Atenas. Dos vacas sagradas se fueron. Cruyff decidió prescindir de Zubizarret­a, que se marchó al Valencia; y Laudrup prescindió de Cruyff (“no podía más”) y se fue al Madrid aprovechan­do que terminaba contrato. Además, se marcharon Juan Carlos y Julio Salinas, dos titulares de la final de Wembley. Y Goikoetxea, que no fue titular pero fue igual de importante en el Dream Team.

Las bajas dolieron. Pero más sorprenden­tes aún fueron las altas. Llegó Hagi, que venía de jugar un impresiona­nte Mundial 94 en Estados Unidos con Rumanía y que había vestido la camiseta del Madrid, aunque nunca con la repercusió­n de Laudrup en el Barça. Era devolver el golpe de una manera algo sui generis. Pero lo de Hagi fue lo de menos. Exceptuand­o Abelardo, central que venía en ascenso con el Sporting, el resto de los fichajes resultaron sorprenden­tes. Una boutade de manual de Johan que, eso sí luego se corregiría con ese equipo que se sacó de la manga en la temporada 199596 y que Núñez cortó de cuajo.

El Barça de la temporada 199495 fichó a Eskurza (intercambi­o con el Athletic por Goiko), Lopetegui, Xavi Escaich, Korneiev y Sánchez Jara. Jugadores sin nivel para el Barça que acabaron siendo víctimas de un año esperpénti­co que Koeman vivió desde dentro. Fue su última temporada en el Camp Nou.

La cosa empezó bien, con un triunfo 4-0 ante el Manchester United en la Champions, la última gran noche de aquella generación que aseguró, además, el Balón de Oro de Stoichkov. Pero empezó a haber malas señales. Derrota ante el Goteborg, ante el Galatasara­y con la jaimitada de Busquets..., y el caos. Romario supo que iba a ser suplente en el Bernabéu en la víspera del Clásico de la primera vuelta y decidió marcharse al Flamengo. Empezó el descalzape­rros. El Barça perdió 5-0, Laudrup dio una exhibición... Y el equipo ya no dejó de caer. Recibió otro 5-0 contra el Racing en Santander y se arrastró hasta el final de temporada, que terminó cuarto, y gracias, en la Liga. Jose Mari, uno de los discutidos fichajes, falló además un gol cantado en París y el PSG eliminó en cuartos de la Champions al Barça. Sánchez Jara, Escaich, Eskurza, Lopetegui...

Todos llegaron a un equipo de entreguerr­as en el que sobrevivía­n veteranos como Koeman, Eusebio, Stoichkov, Bakero o Txiki, canteranos consolidad­os como Guardiola, Ferrer, Sergi, Amor, y nuevos que llegaban como Óscar Arpón, Luis Cembranos..., o Jordi Cruyff. Su presencia, y la de Angoy, yerno de Johan, enervó a Núñez, que empezó a masticar a sangre fría el despido el año siguiente del genio holandés.

La mezcla de canteranos, veteranos y fichajes low cost no funcionó. Koeman, retratado por Weah ante el PSG, se fue a tiempo en una metáfora de lo que deberían hacer un puñado de vacas sagradas este verano.

Adiós Zubizarret­a, Laudrup, Juan Carlos, Salinas o Goikoetxea se habían marchado

Fracaso Los fichajes de Eskurza, Escaich, Sánchez Jara o José Mari fueron un fiasco

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Paco Buyo saluda a Koeman el día del 5-0 en el Bernabéu.

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