AS (Galicia)

Motivos para el adiós

Messi, distanciad­o de Bartomeu, cree haber acumulado suficiente­s razones para irse por burofax del Barça

- JUAN JIMÉNEZ

La gente del Barça me conoce y sabe que no hay ningún tipo de problema. Más allá de lo que diga un contrato, lo que siento yo por este club va más allá de cualquier firma y de cualquier papel, así que por ese tema no hay ningún problema”. Esta frase, pronunciad­a por Lionel Messi el 2 de diciembre en el Teatro Chatelet de París el día que recogió su sexto Balón de Oro, se ha autodestru­ido en nueve meses. Ese mensaje de tranquilid­ad para los culés del mundo se convirtió en un burofax solicitand­o rescindir gratis su contrato con el Barça.

Las razones del adiós de Messi se conocerán cuando el argentino, siempre indescifra­ble, decida explicarse. Pero pueden intuirse y empiezan, es obvio, con su distanciam­iento de la Junta. La relación de Messi con los directivos desde el adiós de Laporta no ha sido el mejor, aunque nunca había llegado a este extremo. Hacía tiempo que la presencia de Bartomeu no era bien recibida en un vestuario en el que él era el capitán.

Lo que ha pasado en estos nueve meses es que, por ejemplo, el Barça decidió destituir a Valverde en enero para dar un supuesto “impulso” al equipo y trajo a Setién. A Messi le enervó que, a principios de febrero, Abidal responsabi­lizase al vestuario (“muchos jugadores no estaban satisfecho­s ni trabajaban mucho”) de la decisión. El asunto fue a más en marzo. Activado el estado de alarma, el Barça se vio obligado a afrontar una rebaja en los salarios. Algunos directivos deslizaron que los jugadores se negaban, así que el argentino esperó a tener cerrado el acuerdo con la directiva para atizarle. Otra vez, con fuerza: “No deja de sorprender­nos que, desde dentro del club, hubiera quien tratara de ponernos bajo la lupa e intentara sumarnos presión”.

Con Setién no hubo feeling desde el principio y Messi ya venía caliente. Pero la traca final ha venido con Koeman. Primero, la presentaci­ón (“no sé si tengo que seducir o no a Messi”); luego, la llamada de un minuto para despedir a Luis Suárez. Eso le enervó. Y, finalmente, la reunión cara a cara con el holandés en el que le habría anunciado el fin de la era de los “privilegio­s”. Sea cierto o no, nada bueno salió de esa sala porque lo siguiente fue un burofax ya histórico.

Detonante final El despido de Suárez, una llamada de un minuto de Koeman, le enervó

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