Efecto Benzema o efecto Marcelino
Madrid y Athletic nunca se han visto en Supercopa ● El equipo vizcaíno, víctima preferida del francés ● El asturiano, a alimentar su fama de entrenador de rendimiento inmediato
EI partido tiene su aquel. Madrid y Athletic se han enfrentado 189 veces en casi un siglo, pero nunca lo hicieron en la Supercopa, un torneo instaurado hace 39 años para encontrar al campeón de campeones y que Rubiales ha transformado en cuadrangular e invernal para que deje dinero, menos del previsto por el efecto de la pandemia y la renuncia a volver a Arabia. Desde su creación, el Madrid ha ganado once y el Athletic, dos (una sin jugar). De haber nacido antes, en los tiempos del súper Athletic copero, el palmarés diría otra cosa.
El partido tiene una precuela reciente, a mediados de diciembre, en Valdebebas, con triunfo blanco (3-1) del que resulta difícil sacar consecuencias: el Athletic jugó hora y cuarto con uno menos por expulsión de Raúl García (es de mecha corta cuando el Madrid se cruza en su camino, de ahí sus 18 amarillas ante los blancos) y porque en el banquillo rojiblanco aquel día estaba Garitano y hoy está Marcelino, lanzado a Vietnam. Su primera secuencia era Barcelona-Atlético-Madrid, una pista americana interrumpida por el aplazamiento del duelo del Wanda.
En su estreno, Marcelino huyó de la revolución y sólo cambió un futbolista (Capa por
Berenguer) del último once de Garitano, pero ya dispuso al equipo con su dibujo de cabecera: el 4-4-2. “Es el sistema que menos especificidad exige a los jugadores, facilita los automatismos y si voy perdiendo, ya tengo dos delanteros”. Eso se espera hoy también, con Raúl García y Williams como apóstoles de la biblia del fútbol del técnico: robar y atacar. “Prefiero que mi equipo tire 20 veces a puerta que tener el 70% de la posesión y hacerlo sólo diez”. El manual del contragolpe.
Entrenador