AS (Galicia)

Asensio vuelve a ser Asensio

El balear fue la mejor noticia de la derrota del Madrid Hizo un tercio de los disparos blancos y se topó con el palo dos veces Ha trasladado el debate en torno a Hazard

- MANU DE JUAN /

Me dicen diferentes fuentes que Zinedine Zidane no es incondicio­nal para el palco del Real Madrid. Le consideran un entrenador individual­ista, que no está alineado con las estrategia­s del club y que eso perjudica la gestión deportiva de la entidad. Se referirán a que la gran inversión en Jovic haya sido devuelta en rebajas a Alemania o que jugadores que negocian su renovación repitan 11 tras 11 encarecien­do sus contratos. De hecho, me dicen que uno de los chistes habituales de Florentino Pérez suele ser el siguiente: “Cuando me asomo al campo y veo a Lucas Vázquez de titular pienso: algo he hecho mal”.

Mi opinión es que habría que cambiar a toda la directiva, los ojeadores y los jardineros antes que a Zidane, el mejor entrenador posible para el Real Madrid, capaz de seguir sacando petróleo de una generación exprimida al máximo y con unos refrescos que en otra época estarían ganándose la vuelta al Madrid penando en la Bundesliga. ¿Qué petróleo?, dirán sus críticos. Lejos del líder en Liga, cardiaco en Copa de Europa y derrotado el pasado jueves. Será que tengo demasiados amigos del Atleti porque cuando el equipo pierde, más fanático me siento. La memoria, ese concepto tan infrecuent­e en el fútbol, me lleva a Carlos Queiroz, Vanderlei Luxemburgo, Pellegrini o el nefasto Mourinho que tenía a Modric de revulsivo, hundió a Casillas y desvalijó las pocas opciones que tenía Kaká de resucitar. Un ramillete de entrenador­es de todo tipo que ganaron la mitad de la mitad de la mitad de Zidane, pero más importante, mostraban espectácul­os pobres partido tras partido.

Si Zidane no confía en Vinicius, Odegaard, Mariano, Jovic y demás por algo será. Yo me fío más de Zidane que del que fichó a Militao y Odriozola. Dirán que es el mismo que trajo a Kroos, Benzema o Casemiro. Y será verdad, pero me fío. Solo le reprocho que no apueste por un mísero canterano, como correspond­e a tiempos de crisis, pero ahí también pienso que por algo será. Y que no habrá un Guti, Raúl, Casillas o Carvajal escondido en Valdebebas.

El Real Madrid cayó en La Rosaleda ante el Athletic en una semifinal de la Supercopa que dejó varios señalados, desde Zidane a varios titulares. El Madrid se volvió a casa sin posibilida­d de reeditar el título, una nueva mala noticia que se suma a las ya acumuladas recienteme­nte (los empates ante Elche y Osasuna). Una espiral de infortunio­s de la que sacó Zidane al menos un motivo para sonreír: Asensio vuelve a ser Asensio.

No es una grandísima novedad, llevaba ya varios partidos el balear justifican­do su puesto en el once titular con actuacione­s importante­s, en curva claramente ascendente: ante el Granada dio una asistencia a Casemiro que desatascó el partido y estuvo a punto de hacer el gol de la Liga con un acrobático remate de tacón; frente al Celta asistió primero a Lucas y luego recibió un pase del gallego para anotar su primer tanto del curso; y en Pamplona fue el único que remató entre palos en el Madrid...

Ante el Athletic rescató a su equipo del lodo, lo espabiló cuando el 0-2 se antojaba una cuesta demasiado empinada, incluso para el Madrid, históricam­ente experto en la escalada de resultados adversos. Fue el mejor atacante de entre los blancos (muy por encima de Benzema y de Hazard) y rozó el gol en varias ocasiones; sólo la falta de fortuna le impidió marcar.

El Real Madrid remató un total de 15 veces; cinco fueron obra de Asensio.

Los caprichos de la estadístic­as indican que ningún remate de Asensio fue a puerta al no considerar­se como tales los que topan con la madera, pero dos de los cinco se encontraro­n con los postes de la portería que defendía Unai Simón

(los disparos a la madera no se consideran tiros a puerta a la hora de elaborar los análisis numéricos de los partidos). Dejando definitiva­mente atrás esa imagen tímida

Habría que cambiar a toda la directiva, a los ojeadores y a los jardineros antes que a Zidane

de los primeros meses de competició­n, en los que el balear no terminaba de atreverse, ante el Athletic Asensio sacó el fusil y se quedó a gusto usándolo. No dio de lleno en el blanco, pero es cuestión de tiempo mientras el camino sea este.

Hazard. Zidane también lo percibió, pues a la hora de mover la copa del árbol con los cambios por si le caía algún fruto, fue Hazard el escogido para dejar el campo y ceder el sitio a Vinicius. Al contrario de lo que sucedió en Pamplona ante Osasuna, cuando Zizou cambió al mallorquín en la segunda parte, pese a que la única oportunida­d clara del Madrid había sido obra suya (un zurdazo tras control acrobático) y desprendía una sensación de peligro mucho mayor que el belga. Zidane insiste con Hazard porque sabe lo que puede dar, pero ante el Athletic se confirmó que el ex del Chelsea debe empezar a responder sobre el campo a esa confianza ciega y que Asensio, mientras mantenga el crecimient­o que viene mostrando semana a semana, no será el sacrificad­o y seguirá siendo un inquilino habitual del once. No es un consuelo, pero de la eliminació­n lo que queda es que Asensio vuelve a ser Asensio.

Zidane En casa de Osasuna le sustituyó, pero ante el Athletic le tocó al belga

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Asensio conduce el balón en La Rosaleda, perseguido por Balenziaga.
 ??  ?? Lucas pugna con Muniain por un balón, el jueves.
Lucas pugna con Muniain por un balón, el jueves.

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