UNA HUNGRÍA ESPAÑOLIZADA
Que Hungría hiciese sus deberes y consiguiese su clasificación por la vía rápida también le vino bien a España. La Hungría actual está muy españolizada: Nagy, que renunció a la naturalización, es la imagen; el palentino Chema Rodríguez el director de juego aunque tenga la escarapela de ayudante, y el gallego Pedro Rodríguez el extremo zurdo titular. Por eso, el 30-26 fue un marcador muy español. y la confianza, que es para lo que sirven estos encuentros ante rivales inferiores por juego, por talento, por físico y por conceptos.
Inicio de historial. España y Uruguay no se habían enfrentado nunca, ni en amistosos. Este es el debut uruguayo en un Mundial, y pongamos que se trata de una carta de presentación para el futuro, porque su presente está en Sudamérica.
Admitida por todas las partes la diferencia, sólo quedaba por celebrar el trámite que dejó como evidencia que algo le ocurre a España en las segundas mitades, con esos socavones habituales en su eficacia. Partido tras partido por un rato desaparece, y ayer también, cuando encajó un 0-4. Es cierto que para entonces la diferencia era tanta que carecía de trascendencia, pero que se repite por ahora invariablemente en todos los encuentros disputados en el Mundial. Se puede decir que los extremos Ariño y Gómez aprovecharon la ocasión para mostrar su eficacia, que Marchán es sólido si le dan buenos pases, y que Sarmiento necesita un poco más de cariño para ser el central de hace solo un año.
Los uruguayos tuvieron en el asturiano Cancio a su hombre más efectivo en ataque (un fallo en el tiro, desde el centro del campo), aunque el más llamativo fue el segundo portero, Viera, que acabó con un 40% de paradas en la segunda parte, sin que hasta ayer se hubiese significado excesivamente en la portería. El partido no tuvo historia, pero la jornada fue completa para España, clasificada con antelación para cuartos.
Costumbre Quinto partido en el que aparece la crisis de la segunda parte