AS (Galicia)

Un bronce rotundo

España derrota a Francia y los Dujsebaev demuestran que están preparados para liderar el relevo

- ENRIQUE OJEDA

España se despidió del Mundial de Egipto por la puerta grande, colgándose la medalla de bronce con claridad ante Francia por un rotundo 35-29 (16-13). Hermosa despedida de los mundiales para Entrerríos, Morros, Guardiola y Sarmiento, historia brillante del balonmano nacional. Fue una sobremesa extraordin­aria porque dejar a los franceses con la medalla de chocolate siempre es un extra para los españoles, que tanto y tantas veces han sufrido el mazo de los vecinos del norte, los que más Mundiales tienen (seis).

En la pista había dos apellidos con cuentas pendientes: en 1999 (El Cairo) y en 2003 (Lisboa, ante Francia) España perdió el bronce con Talant Dujsebaev y Alberto Entrerríos. Raúl, por su hermano, y Álex y Dani, por su padre, tenían una cuestión de familia entre manos. Lo lograron, uno en su épilogo y Álex y Dani tomando el mando de la España del futuro, completand­o un partido extraordin­ario atacando, creando, asistiendo, y esforzados en defensa.

Jordi Ribera mantuvo la rotación de porteros. Rodrigo Corrales inició el partido y marcó el camino de España: su aportación empujó al grupo, que tomó una ventaja de cuatro tantos muy pronto, animó a quien tuviese dudas, y alegró el juego colectivo, porque con él la defensa se sentía segura. Es más, Gonzalo Pérez salió para los penaltis... ¡y soberbio también!

Poca respuesta. Francia lo intentó pero no tenía juego suficiente. Las lesiones del lateral izquierdo N´Guessan y del pivote Luka Karabatic, la inestabili­dad de Dika Mem, más una portería desdibujad­a rebajaron su capacidad de respuesta ante un rival más intenso, serio y con más ganas.

España llegó al descanso sólo con tres tantos de margen, muy poco porque lo que se veía en la pista era una mayor diferencia de lo que señalaba el marcador. Y eso abría la posibilida­d de que quedaba partido, de que todo estaba en el aire porque los Hispanos siempre han pasado por minutos complicado­s en los inicios de las segundas mitades.

En este encuentro también ocurrió algo parecido, pero esta vez no pasó de anécdota el que Francia llegase a ponerse a uno. Fue una ráfaga pasajera contando además con que los franceses pusieron el balón en juego en el inicio de la última media hora. Era su último estertor.

No hubo remontada y se mantuvo la diferencia, tanto con el 5-1 y con el 6-0, con un Figueras excelente en el pivote, con Morros y Guardiola muy seguos en el centro.

Esa motivación le costó un dedo a Ángel Fernández, que se lanzó a recuperar un balón en defensa y sufrió la luxación del meñique: ¡Con España con cuatro tantos de renta y acabando el partido! Ayer nadie hubiese podido con esa España que vuelve con la sonrisa con la que quería regresar.

Francia Esta vez no fue el rival sólido y fresco de otras veces

Mundial El último de Entrerríos, Morros, Guardiola y Sarmiento

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