Los leones al fin descansan tras 49 días sin un respiro
Los aficionados tenemos pretensiones mucho más simples que partidos en campos neutrales de Qatar (supongo que por campo neutral no se refería Rubiales a Los Pajaritos), cinco Clásicos por temporada (mi frutero dice que para que los Clásicos sigan siendo especiales tiene que haber menos partidos, no más) o cualquier otra propuesta lucrativa. Los aficionados, y especialmente después de este último año, tan sólo queremos ir a nuestro estadio a ver a nuestro equipo, a ser posible en fin de semana y a una hora decente. Ya está, eso es todo, que es mucho. Hace poco el fútbol era una cosa sencillísima, y precisamente por eso tan democrática, universal y eficaz. Si complicas y cambias algo tratando de atraer a nuevos espectadores corres el riesgo de quedarte sin los viejos.
■ Después de 49 días ininterrumpidos ejercitándose en los Campos 1 y 2 de Lezama, y jugando partidos salpicados entre Liga, Copa y Supercopa, los leones al fin descansaron ayer. El empate a uno ante el Levante en la ida de la semifinal de Copa dio paso a una jornada de libranza.
Hoy, vuelta al tajo para preparar el envite del lunes en el Ramón de Carranza, ante el Cádiz. Precisamente, este hueco en el calendario ha permitido a Marcelino, que asumió el mando el pasado 4 de enero, el hecho de aflojar en este ritmo endiablado de trabajo.
Con el técnico asturiano los rojiblancos encadenaban 39 días seguidos, con cuatro partidos de Copa, otros tantos de Liga y los dos de la Supercopa, a lo que se suman los diez anteriores con Gaizka Garitano.
En total, casi 50 días de actividad prolongada, con un título de la Supercopa, una semifinal de Copa y un ritmo en Liga que se trata de enderezar tras el empate contra el Valencia. La enfermería rojiblanca, pese a este endiablado calendario, se encuentra despejada. Muniain y Villalibre están bien. Iñigo Vicente dejó atrás el COVID y Nolaskoain ha superado su larga lesión en el tobillo.
Tan sólo queremos ir a nuestro estadio a ver a nuestro equipo y a ser posible a una hora decente