AS (Galicia)

Un supervivie­nte nato

El Madrid sale vivo de Villeurban­ne y da un paso hacia el playoff ● Garuba, modélico ● Abalde y Carroll, claves

- RICARDO GONZÁLEZ

El instinto competitiv­o, haber aprendido a ganar tanto, te da un plus casi innato cuando las cosas no acompañan, como le ocurre al Madrid este curso. Porque ahora no se trata de ganar, sino de algo más, de sobrevivir a la que quizá sea la Euroliga más igualada de siempre. Y en eso andan los de Laso en contra del calendario, agarrados a los puestos de playoff a tres jornadas del final.

Ayer, en Villeurban­ne, Lyon, tenía un match-ball en contra y lo salvó como suele hacerlo esta campaña, recurriend­o a la defensa, la que forzó 17 pérdidas al Asvel y le dejó en 71 puntos y un 44% en tiros de dos. La que le metió en el duelo en la segunda parte. Lo hizo con muchas manos, como las de Garuba, ejemplo modélico de cómo actuar en una situación casi desesperad­a con 19 años y frente a uno de los adversario­s más físicos de la competició­n. El canterano fue todo entereza y entrega con Tavares acuciado por las personales. Y resultaron claves dos de los imprescind­ibles en los últimos tiempos, el fiable Thompkins y un Carroll que con su entrada energética en la segunda parte modificó cosas. También ayudó Laprovitto­la, que sumaba mucho por un lado y restaba por otro (6 de las 16 pérdidas del equipo). Y Abalde, cuyo último cuarto fue fundamenta­l para él éxito. Nada está hecho todavía, restan dos semanas agónicas.

Más allá de lo que decía el marcador, que no era bueno para el Madrid. La primera parte dejó sensacione­s horribles. Querer y no poder, iba a remolque en defensa de un muy mal ataque (¿o era al revés?). Sus mejores momentos, los iniciales, con el triple poste de la pasada campaña recuperado de urgencia: Thompkins, Garuba y Tavares. Atrás, zona 2-3.

Alcanzó el +4 (16-20) y a partir de ahí se diluyó.

Laprovitto­la se hacía imprescind­ible y ni Alocén ni Abalde le dieron buenos relevos, al contrario, el equipo se paró, incapaz de crear juego, el nudo en la garganta cada vez era mayor. El Asvel llegó a mandar 40-32 al inicio del tercer acto. Escapó del KO con la brega constante de Garuba y la entrada de Carroll, que siempre cambia algo (49-56). Con 61-58, el Madrid debía arrancar otra vez casi de cero y sin Tavares (no regresaría hasta que faltaba 1:47). Abalde relevaba a Lapro y tuvo un peso importante en el desenlace. Aún quedaba cera por arder. El Real abrazó un triunfo decisivo desde la personal y con los dedos cruzados mientras Cole y Kahudi marraban dos intentos de tres que hubieran forzado la prórroga. El Madrid no desbarranc­ó.

CSKA EFES están al borde de la clasificac­ión matemática con sus victorias de ayer. La derrota del Zalgiris le deja casi sin opciones de playoff.

Y

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Tyus y Thompkins, pívots del Real Madrid, disputan un balón a ras de suelo con Fall, gigante del Asvel Villeurban­ne de 2,18 metros.

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