Marcelino

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¿Muy tocado? ¿Cómo lo lleva?

—De la mejor forma posible. Hay que sacar las conclusiones con pausa, cuando el proceso de máxima tristeza vaya pasando, tendremos que reflexionar en lo que no hemos hecho. —No hubo la intensidad de otros días.

—Mi apreciación es absolutamente diferente. Si algo no podemos reprochar a este equipo es intensidad. Tuvimos la misma que el rival, pero en el fútbol no solo se gana con intensidad. No hubo un enemigo que nos pasó por encima. Solo uno que nos ganó por un penalti justo. Reconocemos nuestros errores de no haber estado bien. —¿Decepcionado?

—No estoy decepcionado, porque antes del partido estaba orgulloso del equipo y ahora, también. Estoy triste porque esta vez no fuimos nosotros mismos. Cuando te alejas de la que no es tu versión puede suceder esto. Hay que felicitar a la Real y con calma mirar en lo que hay que mejorar.

—La afición tal vez les habría levantado.

—Queríamos con todas nuestras ganas llevarnos este partido. El exceso de responsabilidad y obligación que teníamos por ganar nos afectaron, de hacerlo por la afición. Hay que levantarse, el grupo está hundido y debemos seguir.

Tendrá que ser a la segunda. El primer intento para acabar con 37 años de sequía de grandes títulos en Bilbao se fue al limbo. La final iba por el guión previsto: emoción y poco riesgo. Pero en la segunda parte la Real acunó el partido con su posesión y el Athletic no daba ni tres pases seguidos. Yeray, que llevaba un gran derbi, tuvo un error garrafal y el pase de Merino a Portu era medio gol.

Tras el circo con el VAR, llegó el mazazo. El Athletic quedó tocado, pero siempre se levanta en la cuenta de protección. Está acostumbrado a salir vivo de las peores situaciones. Doce eliminatorias o finales seguidas llevaba así. Y llegó el adiós a la racha en el peor momento. Hasta dentro de 14 días, La Cartuja. Nos diste la Supercopa y nos niegas la Copa. Si es una sí, una no, una sí... ahora nos toca levantar el trofeo ante el Barça. Nos lo debes.