AS (Galicia)

Del pisotón que Soler no vio a la bronca a Alfonso y Luis Enrique

- POR ENRIQUE ORTEGO

El trasvase de jugadores entre Real Madrid y Barcelona, Barcelona y Real Madrid, ha sido una constante a lo largo de la historia de la Liga. Nano Soler representa el ejemplo del futbolista que primero jugó en el Camp Nou cuatro temporadas (1988-93) con una cesión al Atlético por medio (91-92) y posteriorm­ente militó en el Real Madrid, un solo curso (95-96).

Como azulgrana se enfrentó ocho veces al cuadro blanco, pero como madridista no se estrenó contra su exequipo. “Hubiera sido mucha casualidad que de los 14 partidos de Liga que disputé uno hubiera sido contra el Barcelona. Sí estuve en el banquillo en el Bernabéu (1-1) pero no jugué. Ya sabe todo el mundo lo que me pasó después, que me quedé en los 19 encuentros en total, porque si jugaba 20, quedaba renovado automática­mente y el club le dio orden al entrenador, Arsenio, de que no me sacara. Gajes del oficio”.

En su etapa en el Camp Nou recuerda especialme­nte dos clásicos. “La Supercopa del pisotón de Stoichkov a Urizar. Ahí estaba yo, en primer plano, al lado del búlgaro. Ni me enteré que lo había pisado. Se acercó al árbitro mirándole a los ojos, pero claro no me fijé lo que hacía con los pies. También tengo también bastantes recuerdos de la final de Copa del Rey de Valencia (1989). Salí por Amor, que había marcado, en la segunda parte y le di el pase del segundo gol a Julio Salinas. Si ese día no hubiéremos ganado posiblemen­te hubieran destituido a Cruyff. Estaba en el alambre. Ya lo había estado la temporada anterior y también la salvó una final, la de la Recopa”.

En su caso pesan más las cuatro temporadas azulgranas que la única vestido de blanco. “Del año en el Bernabéu, tengo en la cabeza de que teníamos una gran plantilla, con muy buenos jugadores en todas las posiciones. Nunca entendí porque se acabó tan mal esa temporada. El año anterior habían ganado la Liga, pero esa temporada echaron a Valdano y vino Arsenio”.

Sobre dónde encontró más motivación cuando se enfrentaba­n entre sí, Soler no encuentra una gran diferencia. “Me falta la experienci­a del Madrid, pero eran similares las ganas de uno de vencer al otro.

Entonces el Madrid era más favorito y luego ya llegó la gran época del Barça. Es verdad que cuando salía el calendario siempre mirábamos cuando nos enfrentamo­s al Madrid o al Barça. He visto algún partido de entonces y tengo la sensación de que se hacían muchas entradas, no se especulaba, el balón cambiaba rápido de posesión. Se jugaba a gran ritmo esos partidos entre nosotros”.

Alfonso Pérez Muñoz representa la otra cara de la moneda. Creció en el Real Madrid (1989-95) y tras cinco años en el Betis, aterrizó en el Camp Nou, donde estuvo temporada y media (2000-02). Como madridista se enfrentó en siete ocasiones al Barcelona, cuatro victorias, un empate y dos derrotas y al revés solo hubo dos enfrentami­entos, en ambos entró como suplente sustituyen­do a Luis Enrique. Un triunfo y un empate.

“Los clásicos me traen buenos y malos recuerdos. Malos porque me lesioné en el Camp Nou el día del primer 5-0 con los tres goles de Romario. Fue en un choque con Guardiola, ligamentos cruzados. Los buenos fueron que en una Supercopa (93-94) en el partido de ida en el Bernabéu marqué dos goles en el 3-1. Luego allí empatamos (1-1). Fuimos campeones. En el 5-0 del año siguiente, entré en la segunda parte por Zamorano, que había hecho tres goles y a punto estuve de hacer el sexto”.

En su etapa azulgrana, Alfonso jugó dos partidos contra el Madrid y su memoria tiene grababa una bronca en el Bernabéu cuando saltó al campo para sustituir a Luis Enrique. “Fue tremendo. Él se acaba de ir al Barça y yo, aunque había ido desde el Betis pues, claro, la afición del Madrid no me perdonaba tampoco verme de azulgrana. Juraría que la bronca era más para Luis Enrique que para mí, pero el caso es que nos la llevamos los dos”.

Alfonso resume sus experienci­as en los dos clubes, con una anécdota de su infancia. “Yo con nueve años era del Barcelona porque mi mejor amigo lo era y esas cosas de chavales. Un día estábamos en Valladolid y nos cruzamos por la calle con el presidente José Luis Núñez, le pedimos un autógrafo y nos quería regalar una insignia, pero solo tenía una y se la quedó mi amigo. Por supuesto en cuanto a comencé a jugar en el Real Madrid, mi equipo pasó a ser el blanco y después con el tiempo me hice socio, como también lo soy del Betis. Cuando fiché por el Barça ya era del Madrid, pero como profesiona­l que era, como descendió el Betis, acepté la oferta de Serra Ferrer que fue quien hizo lo posible e imposible porque yo firmara allí”.

Soler “Estaba en primer plano al lado de Stoichkov y Urizar, pero no me di ni cuenta”

Alfonso “Como azulgrana sustituí a Luis Enrique en el Bernabéu y nos llevamos una pitada descomunal”

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