Kiko Olivas

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Puede entrar en la lista ante el Elche tras destrozarse la rodilla hace nueve meses, ¿cómo está?

—Bien, estoy haciendo las sesiones enteras con el grupo, me estoy acoplando bien, aunque también es verdad que me falta un poco de ritmo, pero yo ya estoy listo. —El equipo tiene cinco centrales y, sin embargo, ha habido partidos en los que sólo había uno... —La situación de este año ha sido peculiar. —¿Cuántas veces ha pensado en aquel bordillo de Ipurua?

—No he pensado mucho en aquel momento. —Días después se quitó aquel bordillo...

—Me alegro de que se den las condiciones idóneas para que los jugadores estemos seguros e intentar evitar lesiones como la que yo sufrí. —¿Cuál fue el peor momento?

—El momento de conocer la noticia, tenía la esperanza de que no fuera algo tan grave. —¿Saca algo positivo? —Soy una persona muy familiar y al no tener que viajar, he pasado mucho tiempo con la familia, con los niños. Y conocer y valorar a la gente que hay alrededor del equipo. —¿Cómo vio al equipo? —Cuando estás fuera lo sufres mucho más. Tuvimos errores que nos castigaron y nada de suerte. A partir de ahí tenemos que salvar la temporada como sea. Ese es el objetivo: la permanencia. —¿Pidió una parte de los traspasos de Calero y Salisu, los más caros de la historia del club? —(Risas). Me dicen que debería pedirlo. Nunca viene mal. Ahora en serio, el mérito es suyo.