AS (Galicia)

La llamada que ha tumbado el proyecto

Los clubes ingleses dieron un paso atrás tras los contactos con el Gobierno

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(12:00) cuando el adiós del conjunto nerazzurro fue confirmado. Poco después llegaron las noticias de la Juventus y el Milan. Los milanistas se desmarcaro­n del torneo a las 13:25 y la Juventus, uno de los pesos pesados del proyecto, lo hizo media hora después. En ese momento, Madrid y Barça se quedaron ya completame­nte solos.

De hecho, de los tres representa­ntes de LaLiga el únic que dio el paso fue el Atlético de Madrid (miércoles, 11:55). El club rojiblanco sacó a media mañana un comunicado en el que informaba de que no seguiría en la Superliga. Poco después, los futbolista­s emitieron una nota en la que esgrimían sus razones para quedarse al margen. La pelota pasaba entonces a manos de Barça y Madrid. El club catalán deslizó que quiere saber cuál es la opinión de los socios, aunque Piqué ya expresó la de la plantilla en un tuit. Por último, quedaba el Real Madrid, que, con Florentino Pérez a la cabeza, ha quedado sin duda como el gran señalado.

Barça Laporta quiere saber la opinión de los socios y se vio con los capitanes

El que Andrea Agnelli el martes por la tarde definía como un proyecto "de éxito al 100%" gracias a "un pacto de sangre" ya ha desapareci­do. La Superliga, que el domingo a la noche parecía imparable, se ha ido desmoronan­do hora tras hora, hasta el desastre que vivió ayer. Si el presidente de la Juventus y Florentino Pérez fueron los grandes impulsores del proyecto, los autores de su fracaso son, sin duda, los equipos ingleses.

El Reino Unido fue el que peor recibió la noticia de la nueva competició­n. En Italia, por ejemplo, una buena parte de los aficionado­s de los tres equipos involucrad­os, apoyó la iniciativa, que se veía cómo una oportunida­d para volver a ser competitiv­os tras una década en caída libre. Entre los ingleses, en cambio, no lo celebró prácticame­nte nadie.

Entre el rechazo popular, que llegó a causar hasta manifestac­iones por la calle (vimos lo que pasó con el autocar del Chelsea) y el miedo a devaluar un producto nacional de éxito como la Premier League, se empezaron a mover las institucio­nes.

Según pudo saber AS, el Gobierno se puso en contacto con los clubes ‘rebeldes’ para lanzarles un claro mensaje, una llamada que dinamitó el faraónico proyecto. El mensaje del primer ministro tenía la siguiente lectura: no se puede impedir legalmente esta competició­n, pero sí se puede aprobar un durísimo impuesto sobre el lujo (luxury tass) y sobre todo, gracias al Brexit, complicar muchísimo los trámites para los permisos de residencia de los futbolista­s extranjero­s.

Los equipos sabían que Boris Johnson podía hacerlo, que su amenaza era real. El primer ministro aprovechó esta batalla para aumentar todavía más su apoyo popular, ya en alza gracias a la enorme campaña de vacunación. No perdió la oportunida­d que le regalaron.

Ante este peligro, el enfado popular y la guerra abierta con la UEFA, Manchester City, Liverpool, Tottenham, United, Arsenal y Chelsea decidieron que lo mejor era dar un paso atrás. Dejando a españoles e italianos solos con un proyecto que ya es imposible.

Argumento El rechazo popular y el miedo a devaluar la Premier, el detonante

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Boris Johnson, primer ministro inglés.

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