Público, seguridad y toque de queda
■ El Mutua Madrid Open es la mayor prueba de vuelta del público en el deporte profesional hasta la fecha en España, después de algunas experiencias más modestas, en Marbella y Barcelona, dos torneos de tenis, que contaron con 500 y un millar de espectadores por sesión, respectivamente. El Masters 1.000 de la capital permite un 40% de su habitual aforo, lo que supone que unas 5.000 personas pueden llegar a convivir en la Caja Mágica. Las entradas, electrónicas, están casi todas vendidas y hoy, con el Nadal-Alcaraz, se alcanzará el primer punto fuerte de expectación. “Debemos ser ejemplares. Tenemos suerte de hacerlo, pero también muchísima responsabilidad”, dijo a EFE el director comercial del torneo madrileño, Javier Burgos.
La sensación es segura, sin aglomeraciones en la entrada, donde se toma la temperatura, tampoco barullos en zonas comunes, más allá de alguna cola en las pistas exteriores, y hay poca restauración y con distancia social. En las gradas se clausuraron butacas, solo pueden sentarse dos personas juntas, salvo en los palcos, y 15 minutos antes del toque de queda, a las 22:45, se desalojan. Las medidas reducen el impacto sobre la economía madrilena, que solía ser superior a los 100 millones de euros. Pero volvieron el ambiente, los aplausos, los ánimos y la alegría.