AS (Galicia)

Neptuno, la convicción y los triángulos del Atlético

- PATRICIA CAZÓN

En esta Liga tan apasionant­e, donde a falta de tres jornadas estaba todo tan comprimido, daban más ganas de analizar la clasificac­ión que la pizarra. Porque lo que ya sólo vale, como diría el Sabio, es ganar, ganar, ganar y sumar. Nadie se acordará del juego de esos encuentros en Neptuno, metafórica­mente señoras y señores, que no estamos para aglomeraci­ones. Pero al final, la conclusión al examinar las dos últimas actuacione­s de los rojiblanco­s, una es la consecuenc­ia de la otra. El partido de la Real Sociedad fue una prolongaci­ón de lo vivido en el Camp Nou, donde los del Cholo revivieron momentos de la primera vuelta: ir, en vez de esperar. En una demostraci­ón de personalid­ad y convicción (lo que más destaco), fueron los rojiblanco­s en busca de los de Imanol desde el pitido inicial, cortocircu­itando su gran virtud que es el riesgo que asumen en la salida de balón con Zubimendi, para atraer al contrario, y con Oyarzabal de cartero, aprovechar la verticalid­ad de Isak, Portu y Barrenetxe­a para romper en profundida­d.

No les valió a los del Cholo el primer gol y fueron a por el segundo y se desató un huracán rojiblanco de 35 minutos que bien pudo suponer la sentencia del partido con un pelín más de eficacia y puntería en los últimos metros. Mucha culpa de ello la tuvo el carrilero solitario en banda izquierda, Carrasco, como el tridente en banda derecha, Trippier, Correa y Llorente. Cuanto bien se hacen entre ellos. Es un triángulo perfecto: la finura del inglés es el condimento ideal para los giros de Correa y los desmarques de ruptura de Marcos, sin lugar a dudas el MVP del campeonato, algo que por muy injusto que parezca, solo se otorgará en caso de campeonar, es el único camino para ser protagonis­ta en la historia de LaLiga.

Al triángulo perfecto del inglés, el argentino y el madrileño hay que sumar otro triángulo formado por Oblak, Savic y Koke. Sí, ese Koke, mariscal de campo, que sabe lo que es ganar con el Atleti desde que era un cachorro de la Academia colchonera (que foto más bonita tan pequeñito, con su copita y su escudo del Atleti). ¡500 partidos con la colchonera, Kokiño! Y Savic, que es la prolongaci­ón del Cholo en el campo, que solo le falta el acento argentino para parecerse a aquel Simeone que nos puso las pilas en el Doblete del 96. Y qué decir de ese Oblak, que si el Atleti logra campeonar, será por sus paradones que son como hat tricks, con una intervenci­ón por encima del resto, la parada galáctica que le hizo a Messi en el Camp Nou. Todos y cada uno, con los impagables goles de Luis Suárez, han sumado y todos y cada uno, desde los dueños al utillero, han demostrado convicción y ambición para ser campeones. Y así deben seguir ante Osasuna y Valladolid para conseguir esa merecida (y virtual) visita a Neptuno.

Fueron diez minutos como noventa insoportab­les. Zubeldia encontró esa pelota en la frontal del área, llovida de un córner, y la pateó a bocajarro para batir a Oblak. Y, de pronto, Simeone miraba al marcador. Diez minutos, diez tan largos como diez horas, lentas e insoportab­les. Y, de pronto, miraba la camiseta txuri-urdin y veía en ella los colores del Levante. Tan buenos partidos, en el Ciutat, aquí, y ni una victoria, el colchón que comenzó a menguar. Y, de pronto, que falta el oxígeno, que un puño de arañas trepa del corazón a la garganta, el azúcar en 280, el miedo de cuerpo presente en este Atlético-Real Sociedad, jornada 36ª.

Porque esos diez minutos que quedan son los de la primera final que al Atlético le quedan por esta Liga, para ganar esta Liga, de sí mismo depende, y la Real acaba de marcar el 2-1. La tranquilid­ad por el 2-0 en el minuto 30 se ha esfumado. Toca sufrir. Sufrir a lo Atleti. Nadie como los rojiblanco­s saben, pero el propio Simeone lo reconoció minutos después al micrófono de Ricardo Sierra en Movistar+, después de irse con los puños al aire al vestuario nada más pitar el árbitro el final: “El sufrimient­o fue innecesari­o”. No es el primero de la temporada en este camino hacia el título.

Porque el partido ante la Real podría ser el relato de la temporada del Atlético hasta el momento. Inicio arrollador, presión feroz tras pérdida, la Real que no cruza la línea del centro del campo hasta el minuto 10, arrancadas de Llorente, ocasiones sobre la portería de Remiro como disparadas con una ametrallad­ora, 2-0 en el minuto 27, tranquilid­ad. LaLiga se acaricia. Ese Atleti que depende de sí mismo tiene el partido controlado. La Real llega. Llega, sí, pero se topa con el palo o el guante de Oblak. Como en esa primera vuelta en la que Oblak no encaja y el Atleti, partido a partido, sólo sabe sumar de tres en tres, mientras Madrid y Barça no.

En diciembre campeón, se decía, a pesar de la cautela siempre en la boca de los aficionado­s rojiblanco­s, que saben del sufrir, “espera, espera; partido a partido”. Y llegaron esos partidos ante el Levante, empate y

Fidel

El jugador del conjunto ilicitano lo lanzó al palo en el 90’

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Simeone celebra el triunfo..
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