Vuelve el Madrid
Los blancos completan una gran actuación en Bolonia y se aseguran el playoff ● Campazzo sentencia al final
El Madrid ha vuelto, el que encandiló en la Euroliga durante más de un trimestre, y lo ha hecho con un partido muy serio y con muchos momentos vistosos en la pista de un doble campeón de Europa. A la Virtus, que era de los mejores en casa, le penalizó su flojo porcentaje de tres (21%). El equipo blanco mostró su cara más compacta y concentrada en pos de una misión, la de ganar de nuevo en Europa. Controló el rebote y redujo sus pérdidas a solo 9.
Volvió el Madrid y también el mejor Campazzo bajo el sol que más quemaba. El base resolvió en el cuarto final con seis puntos seguidos y tres asistencias. Poirier pasó a dominar entonces las alturas. Un gran cierre y, previamente, una actuación completísima de Yabusele. Y momentos importantes de varios jugadores, desde Llull a Alocén, Abalde… Incluso Hezonja, que comenzó perdido y se encontró con dos triples. El croata estuvo en pista en el desenlace dentro de un quinteto atípico en el que coincidió con Deck y Yabusele.
Como no había urgencias clasificatorias, el Real buscaba en Bolonia recuperar sensaciones, despejar alguna dudas y, de paso, volver a ganar. Y logró un tres en uno. Se guardó todo lo que buscaba en la maleta para volar con una sonrisa a Málaga, donde mañana le espera el pulso más esperado de lo que va de Liga. El triunfo le asegura matemáticamente una plaza en el playoff y casi el factor cancha.
La puesta en escena del Madrid fue muy seria, aunque también lo había sido ante el Panathinaikos y el Fenerbahçe y luego se desplomó. Buenos minutos de Yabusele, que encadenó 7 puntos, y de Abalde. Alocén entró pronto en escena para dar un relevo al Facu y se estrenó con una entrada por la izquierda. A buen nivel atrás, importante junto con Llull en el arreón del segundo cuarto: 2134. El capitán cerraría la primera parte con un triplazo de los suyos por ejecución, puntería y celebración. En la reanudación la ventaja tocó los 16: 35-51. Yabusele, certerísimo, era un factor diferencial; pero quedaba cera por arder. La Virtus reaccionó: del 56-69 al 64-69 con Jordan Mickey de cinco.
Regresaba a escena Campazzo y, ahora, sí, era el que vaticinaba Chus Mateo: “Se equivocará, pero cuando tenga que meterla, lo hará”. Se alzaba el telón para ver el show del Facu. Forzaba la falta (dos tiros libres) y a continuación quebraba al rival con sendas penetraciones, seis puntos del tirón y, sin pausa, tres asistencias para Poirier. El francés protagonizó el otro espectáculo final. Magnífico, como su Madrid.
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