AS (Galicia)

Jon Rahm deja vía libre

El español termina de enterrar sus opciones de revalidar la chaqueta verde Revolcón para Tiger

- JORGE NOGUERA / AUGUSTA

Jon Rahm no pasó la reválida en el Masters, algo que cabía esperar en un torneo que no tolera acaparador­es. Solo tres golfistas a lo largo de sus 88 ediciones, al caso Jack Nicklaus, Nick Faldo y Tiger Woods, lo han ganado en años consecutiv­os, y hasta 56 golfistas distintos se han enfundado la chaqueta verde. La segunda del español de 29 años tendrá que esperar, enterradas definitiva­mente sus opciones ayer en un día plano, de par para +5, en el que Augusta, tras el ‘huracán’ del viernes, que llegaba a levantar la arena de los greenes dejando las zonas adyacentes vacías de espectador­es, fue por la mañana un plato.

“Hoy al menos he conseguido ponerla mucho en la calle”, se congratula­ba el vasco tras una segunda vuelta desquician­te, en la que nunca encontró el feeling con su swing. Ese +4 para +5 sugería una reacción explosiva de un jugador que nunca le pierde la cara a un torneo y convierte malos arranques en top-10, cuando no en victorias, como si fueran churros. Presumible­mente no lo hará esta vez.

Nunca llegó a despegar una vuelta que parecía que cogía vuelo con su hierrazo en el 4, el primer par 3 de Augusta, que aterrizó a metro y medio de la bandera entre el griterío de un gentío más nutrido que en las dos jornadas anteriores, al que alimentó segurament­e un compañero de partido con narrativa: el estadounid­ense Grayson Murray, la historia de redención del año en el circuito, campeón en el Sony Open tras dejar atrás una etapa de alcoholism­o y altercados como el que protagoniz­ó en el Barracuda en 2022, cuando tiró a un green en el que todavía jugaba el partido anterior al suyo provocando una trifulca.

Volviendo a Jon, ese putt casi dado en el 4 no entró, y a partir de ahí las oportunida­des de birdie llegaron con cuentagota­s. No volvería a tener una oportunida­d realmente clara hasta el 13, que tampoco consiguió aprovechar, y en cambio la enchufó desde más de cuatro metros en el 17, el único hoyo que exprimió en toda la vuelta, para acabar con un par insípido.

La posibilida­d más factible, con el número uno del mundo, Scottie Scheffler, en un plan intratable las dos primeras jornadas, es que el texano acabe alzando los brazos en Augusta por segunda vez, completand­o un ‘tuya, mía, tuya, mía’ con Rahm, al que colocó la chaqueta verde el año pasado, y quien se la colocaría de nuevo a él en caso de victoria hoy, como marca la tradición del torneo. El texano ofreció ayer una versión más humana y al cierre de esta edición, con -6, igual que Morikawa, perdía un golpe respecto al viernes tras 13 hoyos. Otro de los que le discutía el trono (-4 en 13 segmentos y líder por momentos) era la preferenci­a de Rahm y una de las sensacione­s del torneo, el danés Nicolaj Hojgaard, con el que reconoce haber fomentando “una pequeña amistad” tras jugar algún partido juntos en la Ryder.

Tiger. El revolcón del día en un Augusta que no entiende de clases, que dispensa el mismo trato a la nobleza y al proletaria­do de este deporte, se lo llevó Tiger Woods, +10 para +11 en una catarata de bogeys, ocho, y doble bogeys, dos, que solo pudo alternar con dos birdies.

Preferenci­a Rahm tiene favorito en el danés Hojgaard, compañero en la Ryder

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Jon Rahm camina hacia el green del hoyo 7 ayer durantre su vuelta en el Augusta National.

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