Dolorosa derrota en una cabalgata de infortunios
El Alcorcón se dispara en la clasificación con esta victoria
La falta de intensidad, la esquiva fortuna y algún error grosero condenaron al Tenerife a su segunda derrota consecutiva y a la zozobra de convivir otra vez con las urgencias. Su oponente, mientras, se dispara en la clasificación y empieza a soñar. Embalado, el Alcorcón cerró el triunfo en un abrir y cerrar de ojos. Antes del descanso, el envite ya pareció sentenciado.
El entrenador blanquiazul cambió de sistema y alineación para el primer par tido del año. Tras el descalabro de Valladolid optó por dos pivotes en vez de tres –jugaron Vitolo y Aitor Sanz- y alineó a Cristo como escudero de Anthony Lozano.
El nuevo guión buscaba hasta cuatro estiletes ofensivos para ir a por el Alcorcón, que venía a la Isla en busca del botín necesario para instalarse de nuevo en la zona noble. Y lo hizo repletos de la actitud que le faltó ayer a los locales.
El caso es que al Tenerife se le atragantó el cambio de sistema y le costó horrores conectar con sus delanteros. Agazapado y con el orden como bandera, esperó el Alcorcón a que llegara su momento.
No fue un partido vistoso. Ni mucho menos. Así que parecía claro que iba a definirse en los pequeños detalles. El 0-1 lo cambió todo. Fue además un mazazo psicológico, al borde del descanso, fatídico para un Tenerife hasta entonces inoperante. Habría habido margen de maniobra si no llega a renglón seguido –y sin tiempo para asimilarlo- otro golpe de marca mayor. Sale Dani a por el propio Plano y hace un penalti clamoroso. El segundo gol (de David Rodríguez) sí fue definitivo.
Para desgracia y enfado del Heliodoro, la decoración varió demasiado tarde. Lozano aprovechó una buena opción para recortar distancias y dar vida al partido. Pero el empate no llegó y el Tenerife acabó desquiciado. El nuevo año le dejó carbón.
Los madrileños acudieron repletos de la actitud que les faltó ayer a los
locales