Luis Suárez en lo alto de la escalinata

Luis Suárez esperó en lo alto de la escalinata y dijo: “Sós un desecho”. Eso pone el acta, pero no hemos visto grabación que lo atestigüe, y ya es extraño. En estos tiempos suele haber cámaras en todas partes y más de una vez hemos visto enredos post-partido. La última, no hace tanto, a Emery pidiendo explicaciones a un auxiliar de Undiano en el campo del Granada. Pero esta vez nos lo hemos perdido. Una lástima. A lo mejor, con suerte, aún sale alguna grabación y se ve la que suponemos aclaratoria escena de la escalera con tanto detalle como sí pudimos ver el feo pisotón de Pau López a Messi. Lo enredoso del lío Barça-Espanyol es que existe un apriorismo que sitúa al Espanyol en la parte baja de la cuesta. No sólo son menos, también son sospechosos. Sospechosos de malos catalanes, sospechosos de connivencia con la España anticatalana. En Cataluña, ser del Espanyol significa remar río arriba y eso no mejoró cuando se cambió el nombre de Español por Espanyol. He ahí la gran tortura de los pericos: una opción futbolística, una cosa tan inocente como eso se traduce en algo así como una perversa vocación de ‘vendepatrias’. Oficialmente, ser del Espanyol es ser mal catalán. O cuando menos, poco catalán. En el Barça y en el Espanyol juegan catalanes y quienes no lo son, eso es otra cosa, pero cada cual se identifica con su mundillo. Así que Diop, expulsado (una rareza) por insultar a Luis Suárez, habló luego de truculencias fallidas. Y Luis Suárez, a su vez, despreció de forma desagradable a sus colegas del otro equipo. Y Piqué, de tan formidables ejemplos en el campo y tan feos fuera de él, hizo de menos a la ‘maravillosa minoría’ perica, que tanto derecho tiene a un lugar bajo el sol como la inmensa y autocomplaciente mayoría barcelonista. Detecto una desoladora falta de respeto de la mayoría hacia la minoría.

“...UNA DESOLADORA FALTA DE RESPETO DE LA MAYORÍA HACIA LA MINORÍA”.