El síndrome Messi y el quinto Balón de Oro
Este síndrome no es contagioso, infeccioso, hereditario ni tiene estructura de componente vírico. Simplemente tiene un síntoma: equipo al que se enfrenta, equipo al que aniquila. Sólo se curará cuando él decida colgar las botas.
A unos días para la entrega del Balón de Oro, el hombre récord volvió a hacer contra el Espanyol uno de esos partidos que crean afición.
Cada año no ha parado de crecer, comenzando por ese gran Gamper en el que deslumbró a toda Europa. Creció junto a Ronaldinho, siendo el estandarte de la era Guardiola y ahora a la cabeza del mejor tridente de la historia. Ese es su mérito, tanto tiempo y lo que le queda. Lo que quedará en los anales del fútbol es que el 10 del Barça es el único futbolista del mundo que tiene la potestad de decidir cuándo se gana un partido, entrenamiento, pachanga o partido de casados contra solteros.
Ni el rival, ni las circunstancias que rodean a un partido, ni las bajas ni el factor climatológico son los que pueden decidir una victoria, sino un astro al que la parroquia blaugrana venera, el mesías de la fe blaugrana. Por esto, el lunes le darán el quinto Balón de Oro y créanme cuando digo, que no será el último.
Óscar García Ramos
Barcelona