AS (Las Palmas)

“Muchos desean que Mini no gane otra vez”

Sven Quandt, jefe del equipo X-Raid, considera que la organizaci­ón favorece a proyectos como el de Peugeot: “La segunda parte está diseñada para los buggys”

- —H. MARTÍNEZ

Su estatura le delata. Pasa del 1,90, todo el mundo le conoce aquí, en el Dakar, porque esta es su casa. Se llama Sven Quandt y es el jefe del X-Raid, el equipo a batir de un tiempo a esta parte. Sabe que les tienen ganas. “Se está viendo que va a ser muy, muy difícil volver a ganar este año. Llevamos cuatro títulos y veo a mucha gente que está deseando que no lo hagamos de nuevo. Así que tengo claro que sólo podemos sumar un nuevo triunfo si damos lo máximo en esta segunda parte de carrera”, comenta a AS mientras pasea entre sus mecánicos.

Año a año se mejora el Mini ALL4 Racing y la flota aumenta, un total de doce vehículos salieron en Buenos Aires. Sin embargo, Sven sabe que la hierba también crece en otros lados. “El Toyota tiene un coche muy competitiv­o, han llevado a cabo una gran evolución en él, y creo que Peugeot ha gastado muchísimo dinero para ser rápidos, algo que ya demostraro­n en Marruecos y que lo están haciendo aquí. Creo que la organizaci­ón ha tratado de favorecer que las cosas se igualen. Y lo han hecho con el recorrido. Las primeras etapas no eran demasiado malas para nosotros, pese al resultado, pero la segunda parte del Dakar está definitiva­mente diseñada a favor de los buggys. Al final es cuestión de concepto de coche, o el dos ruedas motrices, como Peugeot, o el cuatro, como Toyota o nosotros. Todo depende de a quién se quiera favorecer”.

Segurament­e el año 1998 figure marcado en rojo en la cabeza de Quandt. Fue entonces cuando, el GECO Raid que él dirigía firmó el primer, segundo y tercer puesto en T1 en el París-Dakar. De aquel Mitsubishi Pajero, al BMW y finalmente a ese Mini que todo el mundo silba al verlo pasar. ¿Es posible mejorarlo? “Es imposible. Siempre se pueden retocar pequeñas cosas, detalles, pero es imposible mejorarlo como concepto. Hace dos años, por ejemplo, fuimos capaces de mejorar medio segundo por kilómetro, ahora si eres capaz de encontrar una décima de segundo ya puedes estar contento. Pero es muy difícil ir más rápido”.

A Sven le toca la difícil tarea (otros considerar­án bendita) de gestionar un equipo que alinea cuatro coches oficiales con pilotos de la talla de Al-Attiyah, Roma, Hirvonen y Terranova. Este año va a tener difícil que le preguntemo­s por las órdenes de equipo, porque Al-Attiyah se ha quedado casi como el único rival para hacer frente a los pletóricos Peugeot. “Es muy difícil dar órdenes de equipo, especialme­nte porque las tres últimas etapas están hechas para los buggys. Así que no queda otra que empujar a tope antes. Dijimos a la organizaci­ón que era mejor

La salida en Fiambala puede ser peligrosa al mezclar coches, motos y camiones”

llevar la etapa de Fiambalá al final, porque lo haría todo más interesant­e, pensamos que allí todo puede cambiar. Y no estamos muy contentos con eso de mezclar coches, motos y camiones en la salida de Fiambalá, puede ser peligroso. Puede montarse un gran lío y no tiene nada que ver con la competició­n. Me da que han intentado hacer algo interesant­e, pero no creo que sea 100% limpio. Pero así es la vida”, comenta Quandt.

Lo que no podrá ya seguir Quandt es al Zebra Buggy, su nuevo juguete, que pilotaba Chicherit y que ayer abandonó. “Aún es demasiado pronto para ese proyecto. Sólo estamos en el segundo año y no está suficiente­mente testado, pero es bueno que compita y nuestro principal objetivo es aprender”.

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JEFE Y ESTRELLA. Sven Quandt charla con Nasser Al-Attiyah, el vencedor de la pasada edición.

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