AS (Las Palmas)

Homenaje a Velázquez

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De maestro a maestro. Zinedine Zidane llevaba el ‘5’ a la espalda. Manolo Velázquez, el ‘10’. Ambos dignificar­on la camiseta sagrada del Madrid. Con señorío, calidad excelsa, técnica exquisita y saber estar. Ese tipo de futbolista­s que te hacen ser de un equipo. Velázquez era el estético compás en el Madrid Ye-Yé, con once españoles conquistan­do Europa frente al Atomium de Bruselas. De su generosa batuta nacieron muchos goles firmados por Amancio, Grosso, Gento o el propio Pirri, que subía al ataque como una manada de búfalos. Por eso, el partido se convirtió en un emotivo homenaje a aquel 10 que jugaba como los ángeles. Don Manuel, jamás olvidaré sus consejos, su elegancia y su sabiduría. Usted dejará huella en la memoria de los madridista­s. Sólo los grandes pueden decir eso. Zidane, tres décadas después, recuperó ese esplendor en la hierba. Ese mensaje que ha sabido captar esta plantilla convencida de que en la vida es mejor la PERSUASIÓN que la IMPOSICIÓN. Cristiano lo dijo ayer en zona mixta: “Con Zizou sentimos más empatía que con Benítez”. Por eso, a nadie extrañó la gran primera parte que regalaron los anfitrione­s ante un Sporting que achicó agua como pudo ante el vendaval de fútbol que se le vino encima. En ese período sólo hubo buenas noticias. Mejor, imposible.

Minutaje. En el minuto 5 llegó la ovación de la grada a Zidane, en honor a su dorsal (el mago marsellés lo agradeció regalándon­os su segunda manita en dos partidos...). En el minuto 6 llegó el gol de Bale (¡ánimo, Gareth!), con esa cabeza que es la mejor de Europa. En el minuto 7 la grada coreó al mítico Juanito. En el minuto 8, otro ‘7’ legendario, Cristiano, se sacó de la manga un zurdazo de oro para poner el 2-0 en mitad de la orgía futbolísti­ca. En el minuto 10 llegó el justo y merecido recordator­io a Velázquez. En el minuto 11, Benzema se sumó a la fiesta con una media chilena que valía por una entera (3-0). En el minuto 17 irrumpió de nuevo Cristiano para firmar un doblete que le mantiene en la carrera por la Bota de Oro (ojo que Higuaín metió otros dos goles con el Nápoles y ya lleva 20...). En el minuto 40, Karim aprovechó una de esas cosas que convierten a Isco en un jugador de culto. Su maniobra para habilitar a Benzema (¡300!) justifica el precio de la entrada. Zidane se ve reflejado en el malagueño y le ha salvado para la causa. No me explico cómo Benítez podía tener a Iscoman en el vagón de los denostados.

James, espabila. Al colombiano se le ve nervioso y reaccionó regular con su nueva suplencia. Algún día será Balón de Oro si se centra, pero la vuelta al calcetín debe darla en el campo, como ha hecho Isco. Quejarse fuera es un desgaste absurdo e improducti­vo.

Satisfacci­ón vikinga. Antes de regresar a la capital para ir al match del Bernabéu, en la mañana de ayer estuve frente a las Murallas de Ávila viendo a Chuchi, un madridista ilustre que regenta una pastelería muy famosa en la ciudad de Santa Teresa. Me contó que cada vez que su Madrid ganó la Liga o la Champions, él sale a la calle y regala merengues a todos los viandantes. “Tomás, con Zidane creo que voy a repartir muchos en el mes de mayo”. Así sea, maestro. Le secundan el deseo Sheila García, de Pedro Bernardo, Benigno Mostazilla de la Peña Santa Ana de Tudela, Neme de Pamplona Blanca y Garci de la Peña Calceatens­e (Santo Domingo de la Calzada). Madridista­s de bandera.

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