AS (Las Palmas)

Suárez tortura al Athletic

Los vascos pagaron cara la roja a Gorka a los 4’ Recital del uruguayo con tres goles Neymar, imparable Messi, sustituido por precaución

- S ANTI G IMÉNEZ

Si ya es complicado jugar ante el Barcelona en el Camp Nou en igualdad de condicione­s, hacerlo con un jugador menos desde el minuto cuatro de partido es una misión suicida. El Barça fue un rodillo inclemente ante un Athletic que se llevó un doloroso 6-0 en el primer acto de la serie de partidos entre ambos equipos, pero que de ninguna manera viene a suponer que la eliminator­ia de Copa vaya a ser algo similar. En el momento en el que el Barcelona marcó el 2- 0 en superiorid­ad, ambos equipos ya empezaron a pensar en la Copa y el Athletic, fruto de estrategia o del desgaste de jugar con uno menos, bajó la intensidad. Y cuando bajas el pistón contra el Barcelona, tienes todas las papeletas para irte del Camp Nou con un saco.

No es extraño que los partidos se decidan por momentos puntuales, pero lo que no es tan habitual es que éstos momentos acontezcan nada más empezar el partido, que es lo que pasó ayer.

Al minuto cuatro de partido, una distracció­n de Etxeita fue aprovechad­a por Suárez, una tortura para la zaga vasca durante todo el partido, para robarle el balón y encarar a un Gorka que tuvo que salir de urgencia de su marco y cometió un claro penalti sobre Suárez. Luego, Mateu Lahoz aplicó un reglamento que es cruel con el portero, pues expulsó a Gorka y ahí empezó a fundirse el par tido. Valverde se vio obligado a retirar a Muniain del campo para dar entrada a Herrerín, con lo que el plan del técnico visitante de proponer una presión alta y la amenaza del contragolp­e quedaba anulada de inicio.

Un monólogo. Messi marcó el penalti y dio inicio a un monólogo barcelonis­ta. El partido, con la excepción de las cabalgadas de Williams, pasó a jugarse en la mitad de campo del Athletic. Los vascos eran un frontón que se limitaban a achicar los balones que el Barça trataba de filtrar por detrás de su defensa. Todos ellos caían en los pies de los zagueros blaugrana que de nuevo volvían a armar el siguiente ataque.

A fuerza de insistir y recuperar, el Barça consiguió el segundo tras asistencia de Suárez a Neymar, que superó al portero con un toque sutil. El partido, en lo que atañía al reparto de puntos final, quedaba visto para sentencia. Otra cosa era el hueco que podía abrirse en el marcador.

En el descanso, ambos entrenado- res se enfrentaba­n al dilema de mover sus piezas pensando más en el partido del miércoles que en el que estaba en juego, donde todo el pescado parecía ya vendido. Luis Enrique fue el primero que actuó al dejar en el vestuario a Messi, algo absolutame­nte inédito en el Camp Nou y que creó cier ta preocupaci­ón entre los aficionado­s. Según se supo después, Messi no jugó la segunda parte por precaución al sentir molestias en los isquiotibi­ales, pero el susto no se lo quitó nadie a los seguidores culés.

Valverde también movió pieza y retiró a Williams, que se estaba desgastand­o en vano ante un equipo que, de la mano de un Suárez que al estar sancionado de cara a la Copa quiso adelantar faena marcando tres goles en 45 minutos. Si Suárez andaba desencaden­ado, no lo estaba menos Neymar, quien sigue en un estado sensaciona­l. La jugada en la que le regala el cuarto gol a Rakitic fue sublime.

En medio de un plácido partido, el Barça perdió a Alba por una lesión muscular que con toda probabilid­ad le impedirá jugar en San Mamés, donde ni el escenario ni el argumento de la obra tendrán nada que ver con la que se representó ayer en el Camp Nou.

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