James debe resetearse de nuevo
El año empezó amargamente para muchos madridistas. Especialmente, para los que adoramos a James por su calidad incuestionable, su talento natural y su poderosa pegada en ataque. En el primer entrenamiento de 2016, se presentó en Valdebebas perseguido por un coche de la Policía Secreta que le dio el alto en vano. Se refugió allí creyendo que eso le blindaba de su trastada. Correr a 200 por hora no es para tomárselo en broma. El colombiano está corriendo más fuera del campo que dentro de él. Cierto que Benítez le arrebató la autoestima, le fue tratando como un suplente y acabó casi como si fuese un meritorio. James, que sabe que tiene potencial para ser un futuro Balón de Oro, se bloqueó. Se dejó ir. Agachó la cabeza. Craso error.
James también se despistó el otro día en el turno de calentamiento. Cuando Zidane apostó por Jesé, desconozco si el de Cúcuta se sentó de nuevo en el banquillo por despecho o por despiste. Casi sería peor lo segundo. Delata que no está enchufado. Isco le ha dado una lección de cómo reinsertarse al star system. Sacrificio, ambición y osadía. James jugó media hora deambulando, sin rumbo. Zidane no le tuvo hace dos cursos, cuando
Ancelotti y él formaron una pareja triunfal. Isco sí estaba. Si quiere salir el colombiano de ese banquillo que le quema, debe resetear su cabeza, madurar y golpear la mesa. Sólo tiene 23 años y Madrid es una ciudad tentadora. Pero, en fútbol, debe saber que entre el Everest y los
Montes de Toledo no hay tanta diferencia de altura...